En 2018, varios festivales, incluido Zinemaldia, suscribieron la “Carta por la Paridad y la Inclusión de las Mujeres en el Cine”. Esta iniciativa es el corolario de otras, como: ProQuote Film ProQuote Regie (2014); la campaña #5050×2020, lanzada por el Instituto de Cine Sueco en el Festival de Cannes (2016), o la Estrategia de igualdad de género para 2020, de Eurimages (2017).

El Test de Bechdel, premios, como el “Alice Guy” y los festivales de cine de mujeres contribuyen a visibilizar a las mujeres en el cine, desde su invención. Y es que la posición que ocupamos en la industria de los sueños no ha sido siempre legítima. Además, ciertos puestos y géneros cinematográficos siguen siendo bastiones masculinos, y los certámenes de renombre están dirigidos por hombres. Solo en la Berlinale hay un duo: Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian.

El Reporte Global de Brecha de Género de 2020, calculó en 99,5 años el tiempo que llevará alcanzar paridad. En un mundo en el que la igualdad fuera manifiesta, suprimir la distinción de géneros en la Concha de interpretación, podría tener sentido. Hoy, no.

En categorías indistintas al género, constatamos que solo una directora ha sido premiada en los César, Tonie Marshall. En 93 ediciones de los Oscar, dos directoras se alzaron con la estatuilla: Kathryn Bigelow y Chloé Zhao.