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DE REOJO

Doña Elisa


Los titulares en la prensa vienen siempre subrayados por ausencias o sinécdoques que ahorran matices y provocan contradicciones o manipulaciones por omisión. Así que cuando se lee que «una mujer mapuche presidirá la Convención Constituyente chilena», se abren mentalmente una serie de imágenes y reducciones de la realidad que pueden desembocar en una frustración o en una ilusión que no se corresponde con la realidad. El asunto es que esa mujer mapuche es Doña Elisa Loncón y tiene un importante expediente académico, así como una destreza para los idiomas, entre ellos, el mapudungun, que es el que hablan los miembros de este pueblo amerindio.

Sin mentir, enmarcan a la persona que va a realizar esa importante labor dentro de un estereotipo, destacando su origen, pero dejando su valor intelectual y político aparcado por machismo o por xenofobia. Lo importante es que ella va a presidir la Convención que debe dotar a toda la ciudadanía chilena de una nueva constitución que avance en los derechos democráticos para todas las minorías étnicas o sexuales, que estabilice la economía fuera de los dientes rasgadores del capitalismo más feroz y logre un sistema electoral representativo y con igualdad de condiciones. Es el encargo hecho por los movimientos sociales tras las movilizaciones en la calle que generaron tanta violencia policial. Es fruto del pacto logrado entre todas las fuerzas políticas, los pasos imprescindibles para una evolución democrática que elimine todos los vestigios de la tutela pinochetista que enturbian la actual carta magna chilena. Es una esperanza, una confirmación del sí se puede si se lucha y convence con argumentos. Una período constituyente siempre es una ventana al futuro. Lo importante es que se haga en plena libertad, sin condicionantes ni presiones de ninguna clase ni uniforme.