EDITORIALA
EDITORIALA

20 años después, más que posible es indispensable

El cambio de milenio trajo la irrupción del movimiento antiglobalización o altermundialista. GARA recuerda en tres capítulos cómo aquel crisol de demandas transformadoras que se había revelado en Seattle se confirmó en las calles de Génova y también cómo el sistema encarnado por el G8 se revolvió a sangre y fuego, cobrándose la vida de Carlo Giuliani.

Ese movimiento absolutamente heterogéneo en ideologías y formas de actuación mezcló aspiraciones democratizadas (frente a una pléyade de líderes autoproclamados gobernanza mundial), dinámicas por la justicia social, luchas emergentes por la sostenibilidad del planeta, la ambición de recuperación de una escala humana, local... Génova le mostró que el otro mundo posible estaba más lejos de lo pensado. Muy pronto llegaría además la vuelta de tuerca represiva, autoritaria, belicista, tras el 11S.

El punto de inflexión de 2001 no disolvió ese magma disconforme pero frenó su potencialidad. 2019 mostró en Euskal Herria, en una Biarritz blindada como aquella Zona Rossa genovesa, que aquel «club a ocho» devenido en G7 sin Rusia sigue reteniendo el control a decretos y pelotazos (a Lola Villabriga le rompieron la mandíbula ya meses antes de la cita), mientras el movimiento altermundialista continúa pugnando por ser efectivo y no solo efectista.

Tras la pandemia ese pulso seguirá, pero los 20 años han cargado aún más de razones a aquella masa multiforme. La crisis climática ha tornado en emergencia. La desigualdad ha crecido en cada crisis. El control social ha hallado nuevas herramientas más refinadas. Los ínfimos índices de vacunación en los lugares menos desarrollados muestra hasta qué punto la globalización es una falsedad en lo más relevante. Y quien acusa a los independentismos de pretender nuevas fronteras es realmente quien las levanta, convirtiendo el Mediterráneo en una enorme fosa común.

Dos décadas después de Génova, no está claro que otro mundo vaya a ser posible, pero sí que es indispensable.