Tras un largo periodo de incertidumbre política y social por el lento recuento de votos de la segunda vuelta electoral y con una Keiko Fujimori resistente a aceptar los resultados (habló incluso de «fraude», extremo inexistente para la Justicia peruana), finalmente ayer el maestro Pedro Castillo juró como nuevo presidente de Perú. Fue en una solemne ceremonia en el Congreso en Lima, en el día del bicentenario de la Independencia.

«Juro por Dios, por mi familia, por los campesinos, por los pueblos originarios, por los ronderos, pescadores, profesionales, niños, adolescentes... que ejerceré el cargo de presidente de la República en el periodo 2021-2026. Juro por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución», declaró Castillo.

Perú, que ayer también conmemoraba los 200 años de su independencia, tiene en Castillo por vez primera un Jefe de Estado procedente del campo andino, ajeno a sus élites políticas y centros de poder.

Asume la Presidencia en un momento crítico para el país, asolado por la crisis sanitaria y económica. En 2020 el PIB se desplomó un 11%, principalmente a causa de la pandemia de covid-19 y la consiguiente estricta cuarentena que ha intensificado la desigualdad en un país donde casi el 60% de la población urbana vive de la economía sumergida.

El empleo cayó un 20% entre abril y diciembre del año pasado y la desaceleración de la actividad económica y el desempleo produjeron un aumento de alrededor de seis puntos porcentuales en la pobreza, sumiendo a casi dos millones de personas en esta condición. En 2020, la tasa de pobreza engullía a un 27% de la población.

En un país con 32 millones de habitantes, el coronavirus ha matado a 197.000 personas.

Castillo también deberá hacer frente a la fuerte oposición en el Congreso y al fujimorismo (su Fuerza Popular tendrá 24 de los 130 escaños, siendo así el segundo bloque más )

Si el juramento de Castillo de ayer arrojó algunas pistas sobre sus planes de gobierno, igual de significativas fueron las palabras de la primera vicepresidenta de la República, Dina Boluarte, quien tomó el cargo «por los nadies, por aquellos que teniendo voz se la quitaron, por una Patria soberana, abrazada en un solo corazón. Sí, juro».

Posible alianza estratégica

Entre los invitados internacionales que asistieron a la sobria ceremonia estaba el expresidente de Bolivia Evo Morales, quien aprovechó su visita a Lima para estrechar lazos con el todavía presidente electo, con quien se reunió el martes por la noche. También cenó en un restaurante limeño con Vladimir Cerrón, fundador del partido Perú Libre.

Desde que Castillo se convirtiera el candidato más votado en la primera vuelta electoral, el expresidente boliviano manifestó en diversas ocasiones su apoyo al peruano a través de las redes sociales, donde publicó una foto de ambos tomada en 2018 en La Paz durante un encuentro latinoamericano de profesores. «Recordamos nuestras luchas, él como profesor y yo como dirigente campesino. Estamos orgullosos de su elección como presidente del Perú. Somos pueblo y hermanos, y nos acompañamos», subrayó.

Morales consideró que existe el escenario para que, bajo el liderazgo de los dos presidentes, el MAS y Perú Libre confluyan en una «agenda binacional».