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EEUU insta a Kabul a que haga frente al acelerado avance talibán

EEUU instó al Gobierno afgano a decidir si quiere contraatacar el rápido avance talibán que ha logrado tomar ya nueve capitales de provincia y buena parte de las fronteras. Según oficiales del Pentágono, podrían tomar Kabul en 90 días. En situación crítica en varias ciudades, ayer se rindieron cientos de soldados y un ministro dejó el Ejecutivo y el país.


«No me arrepiento de mi decisión» de salir de Afganistán, aseguró el martes el presidente de EEUU, Joe Biden. Los afganos «deben tener la voluntad de luchar y deben luchar por sí mismos, por su nación», añadió.

La Casa Blanca reiteró ayer que el Gobierno afgano debe decidir si tiene la voluntad política para contraatacar, ya que, insistió, dispone de todo lo que necesita para hacerlo, y subrayó que seguirá coordinando bombardeos, suministrando comida y equipamiento a las fuerzas afganas, pagará sus salarios y les dejará todos los sistemas de defensa que les ha proporcionado durante los últimos veinte años.

Su portavoz, Jen Psaki, consideró que ningún resultado es «inevitable», ante las opiniones de oficiales estadounidenses de que Kabul puede caer en manos de los insurgentes en noventa días y quedar aislada en menos de un mes. A la vez, instó a los talibanes a evaluar «qué papel quieren tener en la comunidad internacional».

Cuando el presidente afgano, Ashraf Ghani, llegó ayer a Mazar-i-Sharif, al norte del país, para intentar coordinar y revitalizar la respuesta frente a los talibanes que asedian la ciudad, todavía le esperaban más malas noticias.

Allí se enteró de que cientos de soldados, policías y milicianos, que se habían apostado cerca del aeropuerto de Kunduz tras la caída de la ciudad, se rindieron a los insurgentes que los habían rodeado.

Así, los talibanes lograron capturar el Cuerpo 217 de Ejército de Pamir, que se encargaba de la seguridad de cuatro provincias: Kunduz, Baghlan, Takhar y Badakhshan. Los insurgentes controlan ya más de una cuarta parte de las capitales y más de la mitad del territorio del país, incluidos importantes pasos fronterizos.

En su rápido avance, además, se están haciendo con importante armamento militar que refuerza su capacidad de avanzar.

Con la captura de Faizabad (noreste), controlan ya nueve de las 34 capitales de provincia.

El martes tomaron Farah (oeste) y Pul-e-Khumri (norte), a 200 km de Kabul. Desde el viernes han encadenado éxitos: Zaranj (suroeste), Sheberghan (norte), bastión del señor de la guerra uzbeko Abdul Rachid Dostum, y especialmente Kunduz, su captura más importante hasta el momento, así como otras tres capitales del norte: Taloqan, Sar-e-Pul y Aibak. A la vez, los enfrentamientos llegaron al centro de Kandahar, la segunda ciudad más grande del país, rodeada hace semanas.

Con la situación crítica en el norte, donde las fuerzas de seguridad parecen completamente desmoralizadas, Ghani habló con señores de la guerra como Mohammad Atta Noor y el propio Dostum, exvicepresidente acusado de matar en 2001 por asfixia a 2.000 talibanes encerrados en contenedores. Dostum advirtió a los talibanes de que «siempre han quedado atrapados» en el norte.

Pero los insurgentes, que convergen desde varias direcciones hacia Mazar-i-Sharif, atacaron vecindarios en las afueras. La caída de esta ciudad sería catastrófica para el Gobierno, que perdería el control sobre toda la mitad norte del país. También permitiría a los talibanes trasladar sus esfuerzos a otras regiones e incluso a la capital.

En esta crítica situación para las autoridades afganas, el jefe de las Fuerzas Armadas, Wali Ahmadzai, fue sustituido por Hibatulaha Alizai, comandante de las fuerzas especiales.

Huye el ministro de Finanzas

En el propio Ejecutivo se constatan las menguantes esperanzas. El ministro de Finanzas, Jalid Payenda, dimitió y se fue del país. Según un portavoz de su Departamento, responde así a «la caída de ingresos (para las arcas públicas) tras la pérdida de puestos aduaneros».

Los insurgentes lanzaron su ofensiva en mayo, al inicio de la retirada de las tropas extranjeras, pero su avance se ha acelerado en los últimos días.

La salida de las fuerzas internacionales debe completarse antes del 31 de agosto, veinte años después de la invasión tras los ataques del 11S, cuyo aniversario puede conmemorarse con los talibanes cerca del poder.