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ELECCIONES EN MARRUECOS

El islam político se hunde y el rey alauita aúpa a los suyos

El partido islamista PJD, al frente del gabinete desde la Primavera Árabe de 2011, ha sufrido un descalabro total en beneficio de los partidos liberales y próximos al Palacio Real en las elecciones legislativas, regionales y locales en Marruecos.


Después de una década encabezando el Gobierno, siempre bajo el poder efectivo de la monarquía alauita, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) sufrió una hecatombe en las elecciones legislativas en Marruecos (pasa de 125 a 12 exiguos escaños), que dieron la victoria al partido liberal y cercano al Palacio Real Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI).

Con una participación del 50,3%, aunque ocho puntos porcentuales más que en las últimas elecciones, los resultados de los comicios acaban con el dominio que desde la Primavera Árabe de 2011 detentaba el partido islamista, debido al desgaste de la formación por la subordinación de los Gobiernos al rey y por sus consiguientes divisiones internas, así como por el nuevo sistema electoral, que perjudica a los partidos con gran implantación electoral.

El PJD ha denunciado fraude electoral y compra masiva de votos y ha protestado porque no se le facilitaron las actas de las votaciones de las diferentes mesas electorales.

Resulta revelador que los datos oficiales señalen que la mayor participación se registró en el Sahara ocupado, con entre un 58% y un 66%, cuando los saharauis boicotean los comicios.

El vencedor de las elecciones es el RNI, con 97 escaños y liderado por el empresario petrolero Aziz Ajanuch. El segundo más votado, 82 asientos, es el también promonárquico Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado por el actual consejero real Fouad Ali El Himma. El histórico y nacionalista Partido Istiqlal (PI) repunta respecto a 2016 con 78 asientos.

El líder del partido ganador (RNI) es el segundo hombre más rico del país después del rey, Mohamed VI, y el duodécimo en África, con una fortuna de 2.000 millones de dólares, según la revista ‘Forbes’. Su esposa, Salua Idrisi Ajanuch, es también una empresaria adinerada en Marruecos.

La formación, de ideología liberal, fue creado en 1978 por un cuñado del difunto rey Hassan II, Ahmed Osman, que unió a los diputados «independientes» que tenían la mayoría en el Parlamento tras las elecciones de 1977.

El RNI, integrado por notables locales, empresarios, tecnócratas y altos responsables de la Administración, desde 1998 ha estado siempre en los sucesivos Ejecutivos, fueran de izquierda o islamistas, ejerciendo la labor de gendarme real.

Su victoria holgada apuntalará ese papel, aunque realmente la realidad política cambiará poco porque el poder real está en manos del rey Mohamed VI, pese a los cambios introducidos en la Constitución para aplacar posibles revueltas derivadas de la Primavera Árabe de 2011. Dependen directamente del monarca alauita departamentos clave como Interior y Exteriores.

Otra sorpresa ha sido la subida de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, que tiene ahora 35 escaños, 15 más, y del excomunista Partido Progreso y Socialismo (PPS), que ha ganado 6, hasta los 12 representantes.

Las elecciones se han producido tras una reforma electoral en la que se eliminó la barrera del 3% de votos para obtener escaños, así como la manera en que se reparten (sobre la base del número de inscritos y no de votantes), lo que se ha traducido en una pérdida de asientos para los partidos más grandes, hasta ahora el PJD y el PAM.

Y han tenido lugar tras un verano de récords en cuanto a los contagios de coronavirus, con cifras inéditas desde el inicio de la pandemia y duras críticas por su gestión al Gobierno de mayoría teórica islamista.