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El Supremo de Brasil advierte a Bolsonaro por su «discurso de odio»

La Supremo Tribunal Federal de Brasil subió el tono frente a Jair Bolsonaro al afirmar que «despreciar» sus decisiones representa «un atentado a la democracia» que debe ser analizado por el Congreso. Le advierte, además, por su «discurso de odio». Analistas coinciden en que su «tono golpista» le ha aislado.

«Si el desprecio de las decisiones ocurre por iniciativa del jefe de cualquiera de los poderes, esa actitud, además de representar un atentado a la democracia, configura un crimen de responsabilidad, a ser analizado por el Congreso Nacional», declaró el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Luiz Fux, quien advirtió a los partidarios del presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, que «nadie cerrará» esa corte y dijo que la desobediencia a las decisiones del tribunal constituye un «delito».

Fux se refería a las marchas del martes en las que participó el propio Bolsonaro, quien dijo que desobedecerá las decisiones del juez del STF Alexandre de Moraes que le investiga por difundir noticias falsas, mientras parte de la multitud le exigía una «intervención militar» y la «disolución» del Parlamento y del alto tribunal. Pero no citó explícitamente una eventual apertura de un proceso de impeachment contra el mandatario –hay más de un centenar de peticiones registradas–, que debería ser autorizada por el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira.

Según Fux, «la crítica institucional no se confunde con narrativas de descrédito» que «son difundidas gravemente por el presidente» con «discursos de odio» o el «incentivo a desobedecer órdenes judiciales», todo lo cual constituye «una práctica ilícita y anticonstitucional». Aseguró que el STF «no tolerará amenazas a su independencia ni a la autoridad de sus decisiones».

El propio Lira exigió un «basta» a la «escalada» de Bolsonaro en su embate contra las instituciones y denunció «el radicalismo y los excesos» en redes sociales. Censuró la insistencia de Bolsonaro en criticar el sistema de voto electrónico adoptado en 1996, alegando posible fraude, y pedir la adopción en paralelo del voto impreso, algo que los diputados ya han rechazado.

Su homólogo en el Senado, Rodrigo Pacheco, se sumó a las criticar al condenar el «autoritarismo» y los «ímpetus antidemocráticos» de Bolsonaro.

También el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Luis Roberto Barroso, respondió a sus últimas diatribas al asegurar que colocan al país ante «la burla y el desprecio mundial».

Aislamiento del «golpista»

La reacción de los poderes Judicial y Legislativo evidencian, como señalaron algunos analistas alarmados por sus palabras, que tras las marchas del martes el Bolsonaro «golpista» quedó más aislado. Preocupó su «tono golpista» y los ataques al STF, «casi una declaración de guerra», explica Edson Sardinha, director del sitio web Congresso en Foco.

«Desde que fue elegido en 2018, Bolsonaro ha buscado constantemente avivar las crisis. Es su modo de gobernar, y su forma (...) de retener a su base electoral», dice Gaspard Estrada, director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y del Caribe de la escuela Sciences Po.

El presidente afirmó que «sólo Dios» podría sacarlo del poder, lo que le pone, de manera inquietante, fuera del marco constitucional. «Bolsonaro no va a dejar el poder fácilmente: al mantener este comportamiento golpista, está dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso crear caos en Brasil, para permanecer al frente del país», estima Estrada.

Coinciden en que sus marchas han reforzado la inestabilidad política. Pero lo que iba a ser una «demostración de fuerza» de Bolsonaro terminó siendo una demostración de debilidad. «El presidente no tiene el poder necesario para llevar a cabo un golpe de estado, un golpe militar. No tiene el apoyo necesario», señala Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas.

Los militares tienen una fuerte presencia en su Gobierno y en los altos niveles de la Administración, pero no están dispuestos a embarcarse en tal aventura, según la mayoría de analistas.

En cuanto al riesgo de destitución, tiene la confianza de evitar el juicio político porque «sigue protegido por sus aliados del ‘centrao’», un grupo de partidos conservadores del Congreso que dominan desde hace décadas la política brasileña, agrega Stuenkel. Queda por ver si ese apoyo se ha resquebrajado.

Los camioneros levantan su bloqueo

Los camioneros que bloqueaban carreteras en Brasil desde el miércoles exigiendo la destitución de los jueces de la Corte Suprema comenzaron a levantar su protesta tras una petición de Jair Bolsonaro, a quien obedecieron ayer, aunque a regañadientes.

Tras unas 24 horas de bloqueos en carreteras en la mitad de los 27 estados del país, los camioneros bolsonaristas volvieron poco a poco a circular y liberaron el tránsito, pero en las redes sociales muchos mostraron su desconcierto y decepción frente a una petición del presidente ultraderechista para que pusieran fin a la protesta que, según ellos, había alentado.

La desmovilización se dio después de que Bolsonaro recibiera en la sede del Gobierno a algunos líderes del movimiento, que dijeron a periodistas que, aún así, pretendían pedir al Senado que inicie un proceso para la destitución de los jueces del Supremo.GARA