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MOSCÚ

Putin y Erdogan recomponen su alianza tras otro roce en Siria

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, encontraron ayer en una reunión en Sochi intereses comunes que les hacen mantener su alianza pese a los desencuentros. Tras los reproches por los bombardeos rusos de las últimas semanas en Siria o las declaraciones de Erdogan sobre Crimea, Moscú y Ankara volvieron a dar valor a su cooperación, sobre todo en el campo del armamento, pero también en el comercial.

En un encuentro de casi tres horas en Sochi, junto al mar Negro, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, intentaron ayer remendar su alianza tras los roces en Siria, donde Moscú y Ankara se acusan mutuamente de violar el alto el fuego pactado.

Putin calificó las conversaciones de «útiles y sustanciales», mientas Erdogan coincidió en considerarla «productiva».

El lunes el Gobierno turco volvió a acusar a Rusia por el aumento de los bombardeos sobre la región de Idleb, en el norte de Siria, controlada por grupos yihadistas al amparo de Ankara, que mantiene allí tropas y puestos de observación.

Rusia argumentó que cumple la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, que estipula combatir el «terrorismo» en el suelo sirio.

No es el único escenario bélico que los enfrenta. En Libia y Nagorno Karabaj apoyan a bandos rivales, lo que no les impide mantener su alianza.

Al comienzo de la reunión, Putin admitió que las conversaciones entre Moscú y Ankara «a veces no son fáciles» pero su resultado suele ser «positivo».

De hecho, como en ocasiones anteriores, hicieron valer sus intereses comunes. Incluso las declaraciones de Erdogan sobre Crimea fueron aparentemente pasadas por alto. Días antes, Erdogan reiteró que Ankara «apoya la integridad territorial de Ucrania, incluida Crimea, cuya anexión no será reconocida».

El Kremlin restó importancia a sus palabras al asegurar que la postura turca es bien conocida en Moscú, pero no les impide desarrollar sus relaciones. Según Putin, ayer hallaron la manera de «encontrar compromisos que benefician» a los dos países. Y es sobre todo en la cooperación militar donde guardan una buena relación. Erdogan mantiene su intención de comprar un segundo lote de sistemas de defensa antimisiles S-400 a Rusia, para irritación de EEUU y de la OTAN. En 2020, Washington impuso sanciones a Turquía por este motivo, pero el presidente turco insiste en que «ya hemos dado ciertos pasos y no hay marcha atrás».

La estrategia en Afganistán o el suministro de gas son otros campos de colaboración. Ayer Putin destacó también el aumento del intercambio comercial y la recuperación del sector turístico tras la pandemia. Según agencias de viajes rusas, Turquía es ahora el destino turístico preferido por los rusos

Equilibrios turcos entre Moscú y Washington

Los vaivenes de la relación entre Turquía y Rusia se producen a la vez que los bandazos con Washington. Aliados en la OTAN, se enfrentan por la compra del sistema antimisiles S-400 ruso por parte del Ejército turco, el despliegue de tropas en Rojava y el norte de Siria o por el reconocimiento por parte de Washington del genocidio armenio. El presidente de EEUU, Joe Biden, rehusó reunirse con Erdogan durante la Asamblea de la ONU, mostrando poca confianza en un aliado que, sin embargo, sigue siendo clave para EEUU, y que adquiere más peso con sus intervenciones en Siria, Libia, el Mar Negro, el Mediterráneo Oriental y el Cáucaso. La reciente venta de 24 drones Byraktar TB2 a Polonia y otros tantos a Ucrania parecía acercarle a Washington. La reunión con Putin le escora de nuevo hacia Moscú. Erdogan ya reprochó la semana pasada a EEUU no haber entregado una remesa de cazas: «Hemos pagado 1.400 millones de dólares, pero no nos han dado los F-35 con el pretexto del S-400. EEUU debe primero arreglar esto».GARA