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EDITORIALA

La cárcel, un reto que describe a la sociedad


Coincidiendo con el cuarto aniversario del referéndum del 1 de octubre en Catalunya, ayer se oficializó el traspaso de la competencia de prisiones al Gobierno de Gasteiz. Una transferencia que llega 42 años después de que se aprobara el Estatuto de Autonomía, lo que dice mucho sobre la escasa consistencia que tiene el autogobierno realmente existente en la CAV. Pero una vez recibida llega el momento de la gestión. Y una de las obligaciones legales relacionadas con prisiones era la creación de un ente distinto a la Administración para que se reconozcan los derechos laborales del trabajo que realizan las personas presas. Para ello, el Parlamento aprobó la víspera la constitución de Aukerak, una agencia que tendrá además otro importante cometido: gestionar el itinerario laboral de las personas que salgan de la cárcel.

Más allá de los aspectos administrativos, lo importante de una nueva competencia es precisamente la posibilidad de definir otra política penitenciaria. En ese sentido, la consejera Beatriz Artolazabal apuntó hacia un modelo más humano basado en que el cumplimiento de las penas se realice en un régimen de semi libertad. Señaló, asimismo, que se aplicarán los mismos criterios a todos los presos. De sus palabras se deduce que Lakua apuesta por abandonar el enfoque punitivista y vengativo que predomina en el Estado español, lo que sin lugar a dudas supondría un avance importante. Sin embargo, no todo invita al optimismo. La situación sanitaria en las prisiones ya era responsabilidad de Lakua y su gestión deja mucho que desear. Solo el año pasado seis personas murieron en la prisión de Zaballa. Tampoco hay que olvidar la constante intromisión de Madrid. Esta semana, la Audiencia Nacional ha revocado el tercer grado al preso Unai Fano, después de que fuera aprobado primero y confirmado después por Instituciones Penitenciarias.

Tarde, pero ha llegado el momento de demostrar que la sociedad vasca aspira a ser un país mejor; y un buen termómetro es el trato que se da a las personas presas.