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MANAGUA

El Gobierno nicaragüense deplora la presión internacional y el boicot opositor

«Aunque se vistan como se vistan, son demonios que no quieren paz, ni tranquilidad para nuestro país», afirmó el presidente nicaragüense, Daniel Ortega para rechazar el boicot de la oposición a las elecciones que tuvieron lugar ayer. «Son sembradores de muerte, de odio», insistió, remarcando el «intento de golpe terrorista del 2018».

La reelección de Ortega como presidente se da por segura, sobre todo tras la suspensión de tres partidos opositores y el encarcelamiento de siete candidatos, pero el sandinismo espera lograr una participación suficiente para hacer frente a las críticas opositoras y la presión internacional.

El director de la Policía Nacional de Nicaragua, Francisco Díaz, aseguró que la votación «está siendo masiva, en paz y en tranquilidad», mientras el ministro de Exteriores, Denis Moncada, subrayó que «si una elección es justa, transparente y además legal, no le corresponde a la comunidad internacional definir a las autoridades con su intervencionismo».

Moncada añadió que el Gobierno no se va a dejar intimidar «con amenazas, con medidas unilaterales, con sanciones o con advertencias de ignorar las elecciones». A la vez que EEUU, la UE y la OEA, entre otros, rechazaban el proceso electoral, grupos opositores denunciaron con movilizaciones desde el exterior del país lo que consideran un «fraude» y pidieron a la población no salir a votar y a la comunidad internacional no reconocer los comicios.