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Acuerdo en Sudán: Hamdok otra vez en el poder tras el OK de los golpistas

El Ejército de Sudán «reinstala» como primer ministro a Abdalla Hamdok y liberará a los presos políticos tras el acuerdo mediado por EEUU y alcanzado tras violentos disturbios contra el golpe. El texto, que contempla formar un nuevo gobierno, fue firmado en el palacio presidencial de Jartum por el general golpista Al-Burhan y Hamdok.


Vuelta al calcetín en Sudán. El principal general, Abdel Fattah al-Burhan, firmó ayer un acuerdo con el ex primer ministro Abdalla Hamdok, al que hace un mes destituyó y encarceló mediante un golpe de estado. Tras semanas de violentas protestas contra el golpe militar, el «carcelero» y el «preso» firmaron un acuerdo según el cual el segundo vuelve a ser primer ministro y el primero continúa siendo el hombre fuerte del país. Un compromiso que no saca a Sudán del atolladero ni, por ahora, a los manifestantes de las calles. Un acuerdo que es un recordatorio de lo frágil que sigue siendo el equilibrio del poder.

El documento de 14 puntos firmado en el palacio presidencial de Jartum contempla la liberación de todos los presos políticos detenidos durante el golpe y establece una declaración que será la base para una transición política, según los detalles leídos en la televisión estatal.

De nuevo en el cargo, Hamdok dijo en antena que aceptó «la designación como primer ministro interino». «Me doy cuenta de que el camino no estará sembrado de rosas, que será una tarea abrumadora, plagada de riesgos y peligros –añadió–. Sin embargo, uniendo nuestras manos, todos podemos evitar que nuestro país se sumerja en lo desconocido, en el caos».

Para Hamdok la firma del acuerdo abre las puertas para abordar todas las cuestiones pendientes del período de transición de los dos últimos años, de los que hizo un balance positivo: «Hemos eliminado el nombre de Sudán de la lista negra de países terroristas y muchos otros logros». Pero asumió que «todavía tenemos muchos desafíos por delante».

Dudas sobre su viabilidad

La liberación de Hamdok mantiene a Sudán sumergido en una continua incertidumbre política, con los militares que intentan mantener su control, hasta el punto de poner o reponer a un primer ministro, de meterlo preso o de liberarlo a su antojo, y con las crecientes divisiones entre una oposición civil contraria a este insólito pacto.

Tampoco queda claro si se podrán resolver definitivamente las tensiones entre los partidos políticos y los militares, sobre todo teniendo en cuenta el papel de los uniformados en la estancada transición política. De hecho, se formará un gabinete tecnocrático pero los militares seguirán controlando el consejo soberano interino del país y los nombramientos de los ministros serán aprobados en última instancia por Al-Burhan, lo que lleva a cuestionar si el acuerdo negociado entre este y Hamdok es realmente viable.

Los militares golpistas se han visto sometidos a una intensa presión nacional e internacional para restaurar la transición. El Banco Mundial congeló su ayuda a Sudán y la Unión Africana (UA) lo suspendió como miembro del bloque. Ahora, el general Al-Burhan «dimite» como jefe de Estado y «entrega» el poder a un civil. Dice actuar así para evitar una «guerra civil».

El acuerdo, en teoría, restablece las reglas para una transición, pero ahí sigue la pregunta: ¿los militares tienen voluntad de hacerla realidad, de llegar hasta el final? La única certeza es que el temor a una persistente inestabilidad en Sudán que amenaza aún más al volátil Cuerno de África se ha disparado.

«No negociar, no asociarse, no legitimar a los golpistas»

La coalición «civil» FFC (Fuerzas de Libertad y Cambio), que ha estado compartiendo el poder con los militares, no reconoce este acuerdo con el Ejército. En un comunicado, mostró su firme rechazo, haciendo un llamamiento a «no negociar, no asociarse y no legitimar a los golpistas», al tiempo que instaba a la población a no abandonar las calles y seguir con las protestas. Otro de los movimientos que dinamizan las protestas populares, la Asociación de Profesionales Sudaneses, también rechazó el acuerdo firmado entre Hamdok y al-Burhan, señalando que «solamente concierne a sus partidos».

Ayer, miles de manifestantes marcharon hacia el palacio presidencial en Jartum antes de la reunión entre Al-Burhan y Hamdok. Portaban fotografías de los muertos en las protestas contra el golpe y gritaban contra el acuerdo. Para ellos, Hamdok seguía siendo el mismo preso o rehén de anteayer. No estaban contentos y se mostraban consternados por el nuevo reparto del poder entre civiles y militares. GARA