Precio
Vivir a este lado del Bidasoa se ha vuelto caro, mucho. Fenómenos socioeconómicos que se estudian en geografía humana, como la metropolización y la periurbanización, están transformando este pedazo de nuestra costa en un lugar extremadamente apetecible para vivir, tanto, que el metro cuadrado habitable está alcanzando precios que hasta ahora sólo se leían en anuncios inmobiliarios de la Costa Azul. Y aquellos que lo pueden pagar, cada ves más foráneos, no hacen sino aumentar el coste del metro cuadrado siguiente, y así hasta que una villa del litoral lohizundarra se esté publicitando en papel cuché al precio de seis millones de euros, lo que no hace sino elevar aún más el caché local, hasta el punto de que los jóvenes ya no pueden ni soñar en vivir aquí, porque hacerlo está fuera de toda posibilidad económica en la vida real.
Eso es lo que se denunció en Baiona en la multitudinaria manifestación de antes de ayer, un día en el que una vez más conocimos que vivir a este lado del mundo supone un gran coste, tan alto, tan real, que algunos lo pagan con la muerte, en el desierto, en una patera a la deriva, en el Estrecho, en los bajos de un camión, en las vías del tren o a orillas de este río Bidasoa que tras ser testigo de tanta desgracia histórica no se esperaba que en pleno siglo XXI pudiera tocarle a él, otra vez, ponerle un precio tan funesto a la vida.