El mismo día en que miles de mujeres salieron a las calles de Euskal Herria para exigir acciones que acaben con la violencia machista, Joaqui, una mujer de 63 años, su hija y dos nietos menores, fueron desahuciadas y obligadas a abandonar su casa a las siete de una mañana muy gris en el barrio bilbaino de Abusu, gracias a unas decisiones judiciales que han favorecido al que durante años fue su maltratador. Ocurrió el 25 de noviembre, el día elegido por la Asamblea de las Naciones Unidas para, en teoría, exigir, a nivel internacional, la eliminación de la violencia ejercida contra las mujeres; el mismo día, también, en que la clase política suele manifestarse ante las instituciones que gobiernan para secundar esa petición y prometer políticas que se mueren antes de existir. Me resulta imposible escuchar la historia de Joaqui y no cuestionar la intención de estos «días internacionales» en que el sistema finge humanizarse y la sociedad celebra la buena nueva con un derroche de propaganda. El lunes 29 se conmemora el día de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, justo la misma fecha, pero de 1947, en que la ONU aprobó la partición de Palestina y la creación del Estado de Israel, permitiendo con ello la ocupación y el genocidio del pueblo palestino. Y así en cada uno de los «días internacionales» ¿Paradojas crueles de la vida o engaños intencionados del sistema?