El Eibar sigue en ascenso directo. Tenerife y Ponferradina habían hecho los deberes el fin de semana, metiendo presión a los azulgranas, que cerraban la jornada descabalgados del segundo puesto y recibiendo a un Girona en su mejor momento de la temporada. Pero no hay quien pueda con los armeros en Ipurua, donde anoche celebraron su séptima victoria consecutiva en un partido espectacular y emocionante que, gracias a la ambición mostrada por los dos equipos, no pudo darse por cerrado ni cuando los catalanes quedaron en inferioridad numérica y dos goles por debajo en el marcador.

Los dos equipos jugaron con cinco atrás –incluyendo a Arbilla, que disputaba así sus primeros minutos desde la cuarta jornada– pero ambos fueron a por la victoria a pecho descubierto desde el pitido inicial. El choque fue un toma y daca, con las llegadas sucediéndose en ambas áreas. También los primeros goles, separados sólo por dos minutos. Marcó primero Javi Muñoz, con un disparo raso y cruzado desde treinta metros, y empató Stuani al transformar con sangre gélida un penalti cometido por Etxeita.

El intercambio de golpes le sentó peor al Eibar, que se vio dominado por un rival más cómodo en el campo y más estiloso en la búsqueda del gol, aunque sus ocasiones no acababan de ser claras. Los locales ni siquiera las tuvieron en plural pero les bastó una para volver a ponerse por delante. Era Stoichkov el que a seis minutos del descanso recibía un balón de Tejero para enviar un zurdazo impresionante desde la frontal a la escuadra de Juan Carlos.

El partido se había empezado a ensuciar y Garitano protegió a dos de sus hombres con amarilla, Fran Sol y Etxeita, en el descanso, dando entrada a Corpas y, de nuevo como central, Correa. Si no en el marcador, el Girona quería seguir mandando en el verde pero se encontró con el tercero de inmediato, al cabecear Sergio un córner peinado por Leschuk dentro del área.

Con esa ventaja y el rival empezando a mostrar señales de desesperación, el partido parecía cerrado. Más aún tras la expulsión de Juncà en el minuto 73. Pero todavía hubo tiempo de preocuparse, con el golazo de Nahuel Bustos desde la frontal, al que por suerte respondió Tejero a seis del final con una volea en un córner que, ahora sí, sentenciaba el partido.