Pello GUERRA
INUNDACIONES EN TODA EUSKAL HERRIA

IRUñEA NORTE, ANTE LA MAYOR CRECIDA DEL ARGA EN AL MENOS DOS DÉCADAS

JORNADA DE LOCOS EN ARROTXAPEA, SANDUZELAI, TXANTREA Y LA IRUñEA QUE VIVE A PIE DE RÍO. EL AGUA ANEGÓ LAS PRINCIPALES VÍAS DE CONEXIÓN, CONVIRTIÓ CALLES EN CANALES, INUNDÓ GARAJES Y ARRUINÓ COCHES. EL SISTEMA DE MOTAS FALLÓ DE FORMA CALAMITOSA, MIENTRAS EL ALCALDE CULPA A LOS METEORÓLOGOS DE NO HACER BIEN LOS CÁLCULOS.

Los vecinos del norte de Iruñea se vieron desbordados por una crecida histórica del río Arga. Hacía al menos veinte años que no se vivía una situación parecida, que se convirtió en una pesadilla para más de un habitante de la zona. Tomará tiempo, unos días al menos, cuantificar los daños registrados.

De madrugada, la Policía Municipal de Iruñea había avisado para que se retiraran los vehículos de zonas inundables. Así se salvaron muchos, aunque siempre hay algún propietario que llega tarde. Pero durante la mañana la situación fue a peor. No solo porque la previsión se cumplió, sino porque se rebasó y la inundación alcanzó zonas adonde el agua no llega habitualmente y el aviso se quedó corto.

Antes de las 8.00 de la mañana todavía se podía circular en coche por algunos tramos de la calle Río Arga más próximos a Oblatas, pero conforme avanzaban las horas, toda aquella zona quedó inundada. El pico de la crecida se alcanzó pasadas las tres de la tarde y, al cierre de esta edición, el Arga había retrocedido hasta reencauzarse.

Los coches se fueron agolpando desde temprano en el paseo Anelier y el Parque de los Enamorados, convertidos ambos en improvisados aparcamientos para atender una demanda creciente de zonas donde estacionar vehículos, mientras los vecinos intentaban como podían sellar los garajes más próximos al río.

Pero según pasaban los minutos, todo se complicaba, con numerosos agentes de la Policía Municipal intentando canalizar un tráfico entorpecido, que desde la Txantrea no podía acceder al centro de la ciudad.

La calle Joaquín Beunza no tardó en quedar inundada, con establecimientos anegados, donde incluso era posible ver algunos peces removiéndose angustiados. Un poco más tarde, se viralizaban vídeos de piragüistas remando calle abajo.

Hacia las 10.00 de la mañana, vecinos de esa calle y de la de Río Arga ya no podían acceder a sus viviendas, mientras el espacio donde se instalan las barracas sanfermineras en el parque de la Runa se encontraba totalmente inundado, con el agua saltando por encima de los muretes destinados a encauzar un río imposible de dominar.

La mota levantada en su día en el lugar para evitar una situación así se vio ampliamente superada. Un error de cálculo mayúsculo que obliga a repensar todo el sistema preventivo. Porque esta no es la primera vez que falla, pero sí la primera en que falla de forma tan exagerada y evidente.

Hileras de coches se iban agolpando por la avenida de Marcelo Zelaieta intentando acceder a Cuatrovientos, por donde todavía era posible llegar a Oblatas para seguir rumbo al barrio de Donibane o subir hasta Alde Zaharra de Iruñea.

Curiosos y temerarios

En las inmediaciones del puente de ese cruce de caminos, mientras, se iban agolpando los curiosos en busca de una instantánea o un vídeo que recogiera el momento histórico que se estaba viviendo. Paraguas que emulaban un setero se congregaban también en los aledaños del puente del Plazaola, donde el agua golpeaba con fuerza, acercándose cada vez más a la barandilla.

No faltaban los gritos de personas que advertían a los más temerarios, que se saltaban las cintas de la Policía Municipal para cruzar el puente de Santa Engracia o los que no tenían miedo de acercarse por el sur al puente de Curtidores para contemplar al Arga embravecido.

A escasa distancia, el agua entraba por las ventanas de Club de Remo, según comentaba una mujer nerviosa desde el móvil.

Mientras, la zona norte del barrio iba a acogiendo los coches que se iban retirando de la calle Otsagi tras un nuevo aviso desde la Policía Municipal. Maniobras prohibidas en otro momento se realizaban para alcanzar una zona de escape, trepando rotondas o esquivando a peatones más pendientes de la crecida que iba escalando posiciones desde Curtidores.

Cuando el agua bajó, llegó el alcalde a su tarea de hacer acto de presencia. Enrique Maya echó la culpa al cielo y a los meteorólogos que –dijo– habían fallado. Faltó a la verdad el alcalde. La venida estaba avisada y lo que falla es el esquema de prevención, por no entrar ya en los planes de urbanismo.

Y en esto último, Iruñea no está sola, pues hubo rescates también en otros municipios de Iruñerria, los más llamativos se hicieron en Zodiac.

Porque una cosa es que el agua se lleve unos coches de propietarios imprudentes o despistados y otra bien distinta es ver cómo hay que rescatar a personas ancianas de sus viviendas, muertas de miedo y de disgusto, a causa del agua en una calle por donde transitan peatones y palean piragüistas.

Los próximos días empezarán a conocerse las primeras cifras de daños. Por de pronto y con el objeto de ayudar a los vecinos en la tramitación de las reclamaciones por los estragos producidos por las inundaciones, el Ayuntamiento de Iruñea, a través de la Policía Municipal, pondrá en marcha desde esta mañana y al menos hasta el martes dos puntos móviles de información que se ubicarán en el barrio de Arrotxapea y Landaben.

Se situarán en el Paseo Anelier de Arrotxapea, en la campa junto al río Arga, y en el polígono de Landaben, y atenderán en horario de nueve de la mañana a dos de la tarde.