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La pérdida de un escaño decisivo pone en la cuerda floja el liderazgo de Johnson


Envuelto en una serie de escándalos y sumido en una profunda crisis, el primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró ayer que asumía la responsabilidad del varapalo sufrido por el Partido Conservador al perder, en una elección parcial, un decisivo escaño que había estado en manos tories durante casi 200 años y que cuestiona una vez más su liderazgo.

Dos años después de su histórica victoria con la promesa de sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea, la recta final de 2021 se está convirtiendo en una pesadilla para el líder conservador. Hasta hacía poco, Johnson gozaba de una gran popularidad, cuestionada actualmente entre sus propias filas en el Parlamento tras varios escándalos, una inflación galopante y un aumento exponencial de los contagios de covid-19 por la variante ómicron.

A esta lista se suma el duro revés electoral sufrido por el Partido Conservador en la elección parcial celebrada el jueves en la circunscripción rural de North Shropshire, que se interpretaba como un test para el propio primer ministro.

«La partida se ha acabado»

Controlada por su partido desde hace dos siglos, la circunscripción fue esta vez para el Partido Liberaldemócrata, con un 47% de los votos. Helen Morgan, que ganó con una mayoría de 5.925 votos, frente a la rotunda mayoría de 22.949 apoyos que había obtenido el candidato conservador en 2019, afirmó tras su victoria que los electores habían enviado un mensaje «alto y claro» a Johnson de que «la partida se ha acabado».

El primer ministro reaccionó y señaló que, «con toda humildad», tenía que «aceptar este veredicto». «Soy responsable de todo lo que hace el Gobierno y, por supuesto, asumo la responsabilidad personal», señaló. «Entiendo perfectamente por qué la gente se siente frustrada», dijo.

El revés electoral sufrido por el líder tory, de 57 años, refleja la exasperación popular, según miembros de su propio partido.

«Los electores del North Shropshire se hartaron», reconoció en SkyNews el presidente del Partido Conservador, Oliver Dowden. «Creo que querían enviarnos un mensaje y (...) lo entendimos», añadió.

Aunque pocos diputados han manifestado hasta ahora que apoyarían la medida, la posibilidad de presentar una moción de censura contra el primer ministro ya no es un tabú. De hecho, ya se barajan nombres para sustituirle, como el de la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, o el del titular de Finanzas, Rishi Sunak.