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REFERENTE DE LA LUCHA CONTRA EL APARTHEID

Se apaga la sonrisa clara e insobornable de Desmond Tutu

Con una sonrisa como carta de presentación, unos principios firmes a modo de guía y un carácter siempre dialogante, Desmond Tutu fue un referente de la lucha contra el régimen racista de Sudáfrica. Y así fue recordado ayer, cuando se anunció su fallecimiento a los 90 años.


El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, símbolo de la lucha contra el apartheid y premio Nobel de la Paz, murió ayer a los 90 años, según anunció el presidente Cyril Ramaphosa. El mandatario expresó «en nombre de todos los sudafricanos, su profunda tristeza» por el deceso de esta figura imprescindible de la historia reciente de su país.

‘El Arco’, como lo apodaban los sudafricanos, había sido hospitalizado a principios de mes a causa de una infección, aunque llevaba bastantes años retirado de la primera línea. En 1997 le diagnosticaron un cáncer de próstata por el que se sometió a tratamiento, pero con los años su salud se fue deteriorando.

Defensa de todos los derechos

«La muerte del arzobispo emérito Desmond Tutu es otro capítulo de pérdida en la despedida de nuestra nación a una generación de destacados sudafricanos que nos legaron una Sudáfrica liberada», expuso Ramaphosa. Y lo cierto es que, dentro de ese contexto general de lucha contra el régimen racista de Pretoria, la trayectoria de Tutu estuvo marcada por una constante defensa de los derechos humanos, algo que le llevó a desmarcarse varias veces de la jerarquía eclesiástica para defender posiciones como los derechos de los homosexuales o la eutanasia.

Nacido en 1931 en Klerksdorp, cerca de Johannesburgo, Tutu se inició como maestro antes de estudiar teología y ordenarse pastor de la Iglesia anglicana en 1960. En 1975 fue designado decano de la catedral de Johannesburgo, cargo al que por primera vez accedía un hombre negro, y fijó su residencia en Soweto, en la misma calle en la que había vivido Nelson Mandela, cuya figura estuvo ligada a la suya durante décadas. De hecho, desmantelado ya el apartheid y con Sudáfrica transitando el camino hacia la democracia, «Madiba», ya presidente le encomendó la tarea de encabezar la Comisión de la Verdad y Reconciliación, un organismo encargado de sacar a la luz las atrocidades cometidas durante el apartheid.

Pero eso ocurrió en los años 90. Mucho antes, el clérigo, que será recordado por su característica risa, fue testigo de una de los episodios más dramáticos de la represión segregacionista. Ocurrió durante las protestas estudiantiles de 1976, en las que murieron más de seiscientas personas, y que desataron una ola de indignación dentro y fuera de las fronteras sudafricanas.

En 1977 fue nombrado obispo de Lesoto y, un año después, fue designado secretario general del Consejo de Iglesias Sudafricano. Fue una época en la que empezó a manifestar sin tapujos su apoyo al movimiento de la Conciencia Negra e intensificó su activismo antiapartheid hasta convertirse en una figura de resonancia internacional.

Reconocimiento mundial

Tanto, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1984, dos años antes de convertirse en el primer pastor negro a cargo del Arzobispado Anglicano de Ciudad del Cabo. Nueve años más tarde sería el propio Mandela quien recibiría ese galardón, en este caso junto a Frederik de Klerk, último presidente ligado al régimen del apartheid.

Por su trabajo, y también por su carácter, afable y dialogante, Tutu se había ganado el respeto y el afecto de la comunidad internacional, y muestra de ello es el gran número de mandatarios que reaccionaron con pesar al conocer su fallecimiento.

Jefes de Estado y de Gobierno como el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador; su homólogo francés, Emmanuel Macron; o la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, expresaron sus condolencias, igual que el secretario general de la ONU, António Guterres, el papa Francisco o el exmandatario estadounidense Barack Obama. No solo líderes políticos; el Programa Conjunto de la ONU contra el VIH lamentó que el mundo pierde «a un gran campeón en la respuesta global contra el sida».

Mientras tanto, en Sudáfrica muchas personas depositaron flores ante su retrato, expuesto espontáneamente en las calles, y las autoridades de Ciudad del Cabo anunciaron que, en honor de su arzobispo más querido van a iluminar de color púrpura –desde la tarde-noche de ayer y durante toda esta semana–, el Ayuntamiento y también la emblemática Table Mountain que domina la ciudad meridional.

Apoyó el proceso en Euskal Herria y firmó por la libertad de Otegi

«Hoy nos deja Desmond Tutu, nobel de la paz, líder espiritual, activista contra el apartheid y defensor de los derechos humanos. Apoyó el proceso de paz en Euskal Herria, pidió soluciones para los presos y participó en la campaña #FreeOtegi. Eskerrik asko». Estas palabras de Arnaldo Otegi resumen el sentir de muchas personas en Euskal Herria ante el fallecimiento de quien siguiendo la estela de su propia trayectoria vital también se comprometió con la resolución del conflicto en nuestro país.

Así, como citaba ayer el propio coordinador general de EH Bildu, Tutu fue una de las 24 personalidades internacionales que en 2015 secundaron la campaña «Libertad para Arnaldo Otegi, presos vascos a casa», presentada en el Parlamento Europeo. Y un año antes, el carismático clérigo sudafricano había saludado la decisión de ETA de iniciar el proceso para poner su arsenal fuera de uso operativo, al entender que era un paso «valiente» y que abría la puerta a «la posibilidad de una paz duradera».I.B.