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AZKEN PUNTUA

Desconocido


Un telediario es lo que ha durado la bandera de la UE bajo el Arco de Triunfo allí donde habitualmente ondea la tricolor, sobre la tumba del soldado desconocido. Fue un guiño de Macron para «acompañar» el arranque de la presidencia francesa de la UE este 1 de enero. Un error de principiante en plena campaña presidencial de ese país que aun habiendo inventado el jacobinismo, se vio en la necesidad de concebir el chauvinismo, el patrioterismo de croissant y baguette. Marine Le Pen tardó dos décimas de segundo en hablar de «provocación», de «atentado a la identidad de nuestra Patria». Eric Zemmour clamó «ultraje». Valérie Pécresse, supuestamente más moderada, acusó a su presidente de querer «borrar la identidad francesa». Incluso el responsable de comunicación de la Izquierda Insumisa escribió en las redes sociales su deseo de que «se retire este horror y se restituya la bandera de la patria».

Pues eso. Los operarios que izaron la estrellada el 31 de diciembre, la arriaron en la mañana de ayer para colocar en su lugar la otra, la única y verdadera, la de la identidad, la nacional, la que allí mismo hizo colocar Napoleón tras ordenar, en su delirio imperial, la construcción del Arco de Triunfo. Pues por ahí mismo acaban de pasarse su europeísmo. El soldado ya no es el único desconocido; al sentido común no hay quien lo reconozca.