Los besos de la memoria
Después de que el poeta Luis García Montero despidiese a su compañera la escritora Almudena Grandes con un precioso poema sobre la ausencia, la palabra «ausencia» ha cogido un sentido más cercano a las vivencias de cualquiera al que le interese descubrir en ellas un poco de poesía o emoción cotidiana. Julio Cortázar en uno de sus relatos, escrito en 1937, decía que la ausencia, las ausencias, están presentes en todas partes. En cierto modo se vive con ellas, nunca pertenecen al pasado, su antes es también un después y, sobre todo, un ahora silencioso que se siente y se refuerza cada día. ¿No creen que algo de esto ocurre con los hombres y mujeres de este pueblo que por intentar cambiar lo que nos imponían ser, se han visto obligados a escribir, desde la cárcel, años y años de ausencia? La certeza de esas ausencias siempre está ahí, en una lucha terminada que, al fin y al cabo, quiso ser el compendio de todas las liberaciones que nos pudieron hacer más libres. Liberaciones que deberían permanecer en el relato igual que las ausencias deslizándose por el presente, «igual que todas las ausencias»... Hoy sábado, como todos los años un día, se llenarán las calles de Euskal Herria. Ellos y ellas se harán más visibles sí, pero... igual de ausentes. Y las ausencias no solo son «una forma de invierno», también pueden ser como el cariño o los besos de la memoria.