Dabid LAZKANOITURBURU

Putin y Kazajistán: «No toleraremos revoluciones en nuestra casa»

Tras presidir la cumbre de la alianza militar post-soviética (OTSC), Vladimir Putin advirtió de que no tolerará «revoluciones de colores en nuestra casa» y tildó la revuelta en Kazajistán como un «complot del terrorismo internacional». Todo ello en medio de una purga interna que apunta a intrigas palaciegas y de la ira popular por la subida del gas.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió de que Moscú no tolerará «revoluciones de colores» en los territorios de la antigua URSS, en referencia a la revuelta que estalló en la república asiática de Kazajistán tras el incremento en el precio del gas licuado de petróleo.

El inquilino del Kremlin hacía suya la tesis del régimen kazajo, que asegura que el país habría sido objetivo de un complot interno con apoyos externos que, aprovechando las protestas, habría lanzado a miles de «terroristas» en un intento de golpe de Estado.

Putin prometió que las fuerzas militares rusas y de los aliados de la OTSC desplegadas en Kazajistán para apuntalar al poder frente al «terrorismo internacional» se retirarán del país tras acabar su misión.

La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una «mini-OTAN» que agrupa a Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kirguizistán, Tayikistán y la propia Kazajistán, ha desplegado a miles de soldados.

En el transcurso de una cumbre telemática entre los líderes de estos países, el presidente kazajo, Kassim-Jomart Tokaiev, aseguró que se retiraran «pronto».

«Nuestro país»

Putin no se conformó con hablar del despliegue militar y de plazos y advirtió de que Rusia no tolerará «revoluciones de colores», fórmula recurrente con la que Moscú tilda las revueltas en los antiguos países soviéticos desde los años 2000 y que, según el Kremlin, están orquestadas por Occidente.

«Tenemos claro que no será ni la primera ni la última tentativa de inmiscuirse en los asuntos de nuestro país», aseguró Putin, en una interpretación extensiva de lo que considera territorio de Rusia. «Y nunca permitiremos que perturben la situación en nuestra casa ni dejaremos que se den escenarios como los de las revoluciones de colores», insistió.

El presidente ruso aseguró que la «agresión del terrorismo internacional» habría sido perpetrada por «bandas de hombres armados, que tenían claramente experiencia de combate» y que habrían sido formados «en centros en el extranjero».

Euromaidán ucraniano

Putin sostiene que se utilizaron «estrategias y tecnologías similares» a la de la revolución del Euromaidán de 2014 en Ucrania, que acabó con el Gobierno del prorruso Viktor Yanukovich en plena crisis por su negativa a firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).

El presidente kazajo, que volvió a agradecer a Putin la intervención militar rusa, identificó a esas «fuerzas terroristas organizadas», entre las que incluyó a «islamistas, por supuesto» y a «terroristas extranjeros, mayoritariamente de los países de Asia Central, incluido Afganistán. y de Oriente Medio», además de a «criminales», «matones» y «mafiosos», que habrían aprovechado un movimiento de protesta pacífico para tumbar al poder.

«Nunca hemos utilizado ni utilizaremos la fuerza contra manifestantes pacíficos», aseguró Tokaiev, el mismo que ordenó «tirar a matar a los protestantes sin advertencia previa».

Pugna interna por el poder

En este magma de acusaciones y de tesis que criminalizan las protestas, el Gobierno kazajo ha aireado la purga en los servicios de inteligencia del país justificándola precisamente en el marco del supuesto intento de golpe de Estado tras las protestas.

El número uno del Comité de Seguridad Nacional (CSN), Karim Masimov, ha sido destituido y detenido acusado de ocultar durante años esos supuestos campos de entrenamiento de esas supuestas bandas armadas, por lo que podría ser condenado a 15 años de cárcel.

Masimov, del círculo próximo al líder del país, Nursultán Nazarbaiev, fue primer ministro en dos mandatos antes de ser nombrado jefe del espionaje en 2016. Su adjunto, Azamat Abdimomunov, también ha sido purgado.

No así el el número dos del CSN, Samat Abish, sobrino de Nazarbaiev, quien sigue en el cargo.

Con un «padre de la nación» (Nursultán, «sultán Radiante»), en paradero desconocido y que hasta ahora solo habría hablado a través de sus portavoces, la situación no está nada clara y todo apunta a intrigas palaciegas, sin que se sepa hasta qué punto tienen relación con la crisis.

Dónde está

Nazarbaiev no ha sido visto en público desde el 28 de diciembre, cuando viajó con Tokaiev a San Petersburgo en aviones distintos.

Fuentes opositoras le sitúan en el exilio en Abu Dhabi (Emiratos Árabes) tras haber sido despojado tras el inicio de las protestas de la presidencia del Consejo de Seguridad Nacional por su delfín, el presidente Tokaiev.

El entorno de Nazarbaiev asegura que sigue en Nursultán, la capital del país que lleva su nombre y que habría sido él quien habría sugerido a Tokaiev la oportunidad de dejar el cargo, con el que tras renunciar formalmente tras 30 años de presidencia del país seguía pilotando los destinos del país asiático