EDITORIALA

Invitación a una reflexión que es inaplazable

Los padres de Iñigo Cabacas, muerto en abril de 2012 por un pelotazo de la Ertzaintza, han solicitado al vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, «una reunión presencial» para que les diga «cara a cara y mirándonos a los ojos, lo que estime oportuno». La petición se realizó en una carta abierta remitida a los medios y que también enviaron al consejero. Es la respuesta de Manu y Fina a la insultante comparecencia que protagonizó Erkoreka en el Parlamento el pasado mes de diciembre, en la que básicamente se solidarizó con los agentes que participaron en la carga al tiempo que no tuvo ni una palabra de empatía con la familia de Iñigo.

Esa actitud de Erkoreka no es sino una pequeña muestra de que en determinados estamentos todavía sigue vigente la doble vara de medir que se estableció en función de la procedencia de la violencia: víctimas de ETA y víctimas de de la violencia del Estado, de sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o de la guerra sucia. Un doble rasero que siguió la estela marcada hace tiempo por el exministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, y su famoso exabrupto «ganamos dos a uno», que distingue netamente los «nuestros» de los «suyos». Tras diez años del fin de la violencia de ETA, que algunos responsables políticos sigan guiándose en su actuación por esa distinción revela, no una aportación nula, sino una contribución negativa a la construcción de la paz y la convivencia en este país.

Hace unos días Martín Villa reconoció, con el desparpajo que da la impunidad, que pudo ser «responsable político, e incluso penal», de crímenes cometidos durante la Transición. Ya entonces, tras la intervención de la Policía en sanfermines del 78, dijo que «lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes». Un espíritu que al parecer sigue vivo en la Ertzaintza y sobre todo en sus responsables políticos, enrocados en la defensa corporativa e incapaces de la más mínima empatía con las víctimas. Manu y Fina invitan a la reflexión. Es más urgente que nunca.