EEUU ha empezado a dar forma al castigo económico «masivo» que prepara contra Rusia por el conflicto ucraniano. «Estamos listos para imponer sanciones con consecuencias masivas, que no previmos en 2014 –en referencia a Crimea–. Ya no se trata de una respuesta graduada. Esta vez comenzaremos en la parte superior de la escalera (de las sanciones) y nos quedaremos allí», amenazó la Casa Blanca.

Concretamente, planea prohibir la exportación a Rusia de tecnología estadounidense y «ciertos productos fabricados en el extranjero que estén dentro del alcance de las regulaciones estadounidenses».

Con ello quiere asestar «un gran golpe a las ambiciones de (Vladimir) Putin de industrializar su economía y afectaría a áreas que son importantes para él, por ejemplo, inteligencia artificial, computadoras cuánticas, defensa, aeroespacial y otros sectores clave», señaló un alto cargo bajo condición de anonimato.

También anunció fuertes sanciones financieras y aseguró que en este ámbito hay una «convergencia alentadora» con los europeos. El presidente, Joe Biden, está considerando prohibir a los bancos rusos hacer transacciones en dólares.

La misma fuente mencionó un punto particularmente delicado: las entregas de hidrocarburos rusos, sobre todo de gas natural. Los europeos temen que Rusia cierre el grifo del gas natural ruso, que supone más del 40% del suministro de la UE, y EEUU está buscando suministros alternativos en países y empresas de todo el mundo que cubran «una gran mayoría de los posibles cortes» en la entrega de gas ruso hasta primavera y mitiguen el probable aumento de precios.

La Casa Blanca espera convertir el gas en un arma de doble filo para Vladimir Putin: Rusia «necesita los ingresos del gas y el petróleo al menos tanto como Europa necesita sus suministros energéticos», sostiene.

Con esta oferta trata de superar las reticencias europeas a la estrategia de Washington, sobre todo por parte de Alemania, principal dependiente del gas ruso. El presidente croata, Zoran Milanovic, criticó ayer que la sanción al gas ruso la acabará pagando Europa.

Por el contrario, el primer ministro polaco, Mateusz Morawieck, se mostró decepcionado porque Berlín «priorice sus intereses económicos y energéticos» al bloquear un suministro de armas de Estonia a Ucrania.

Una videoconferencia de Biden con líderes europeos el lunes trató de escenificar la unidad frente a Moscú, pero las constantes referencias a la unanimidad no ocultan las discrepancias.

El presidente francés, Emmanuel Macron asegura que quiere ofrecer una «desescalada» a Putin «en los próximos días» y París acoge hoy una reunión de asesores de Alemania, Rusia y Ucrania, para tratar de revivir un formato de diálogo estancado desde 2015.

Moscú lanza nuevas maniobras militares

Junto a la amenaza económica, EEUU eleva la presión militar y ha puesto en alerta a miles de soldados estadounidenses para reforzar las tropas de la OTAN. Hasta 8.500 soldados podrían reforzar la fuerza de reacción rápida de la OTAN de 40.000 uniformados. Además, ayer llegó a Kiev la tercera entrega de la ayuda militar de 200 millones de dólares, que se suma a la de Gran Bretaña y la de los países bálticos. Por su parte, Moscú acusa a EEUU de exacerbar las tensiones con el despliegue militar y el fuerte rearme de Ucrania y lanzó ayer nuevas maniobras militares con unos 6.000 soldados, aviones de caza y bombarderos en el sur de Rusia, cerca de Ucrania.

Moscú ya anunció la semana pasada maniobras navales en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterráneo, así como los ejercicios conjuntos con Bielorrusia.

A su vez, la OTAN ha puesto sus tropas en alerta y ha enviado buques y aviones de combate al este de Europa. GARA