Leo la irrelevante noticia de que un tal Yousef Al-Refai, kuwaití, es la persona más joven en haber alcanzado la cima de los volcanes más altos de los siete continentes. Para mí, la noticia es que existe al parecer ese tipo de concurso, aparte del de las “siete cumbres” más altas y el de las “siete segundas cumbres más altas”. Está bien, pues además uno aprende geografía. Va un listado: Monte Kilimanjaro (Tanzania), Monte Elbrus (Rusia), Monte Giluwe (Papua Nueva Guinea, Pico Orizaba (México), Monte Damavand (Irán), Ojos del Salado (Argentina/Chile), Mount Sidley (Antártida). Vamos a otra cosa: según la asociación Médicos de Montaña, la cifra de accidentes traumáticos en las pistas de esquí francesas oscila anualmente entre 130.000 y 160.000 durante los últimos veinte años, con una veintena de muertes anuales en pistas por diversas causas (no se cuentan las avalanchas). Hay casuística variada, pero examinemos el caso ocurrido esta semana en la estación de La Mongie, en la noche del jueves al viernes, cuando una familia de tres adultos (por decir algo), un adolescente y un niño de tres años, se lanzan por una pista montados en una colchoneta de protección sustraída in situ, con el resultado del niño gravemente herido. Todos, excepto el infante (suponemos), con cierta cantidad de alcohol en la corriente sanguínea. Aparte de los rescatadores tuvieron que acudir los gendarmes ante el comportamiento «fuertemente vehemente» del grupo. Una familia unida.