A fin de evitar las críticas que le ocasionó su decisión de comunicar, a través de la prensa y con solo un día de antelación, el protocolo contra ómicron tras las vacaciones navideñas, el ministro de Educación, Michel Blanquer, ha hecho esta vez los deberes y ha anunciado con cierta antelación un cambio que acompaña a la significativa mejora epidemiológica de las últimas semanas en el Estado francés, donde la incidencia acumulada en catorce días ha pasado de siete mil a cinco mil casos por cien mil habitantes.

Así, según lo avanzado tras la reunión con representantes sindicales en el Ministerio de Educación, cuando los alumnos y alumnas vuelvan a las aulas después de las vacaciones de invierno, el 28 de febrero, ya no deberán usar obligatoriamente las mascarillas cuando estén en el patio. Sí que se mantendrá su uso en el interior de las aulas.

Asimismo, siguiendo con el listado de medidas en el ámbito educativo, se rebajará el protocolo de testado que se seguía con los contactos. Hasta ahora, los alumnos y alumnas en contacto con un positivo debían presentar tres test negativos sucesivos, mientras que con el nuevo protocolo solo se les pedirá el resultado de una prueba.

También quedará eliminado el trámite de enviar una declaración firmada por los padres y madres a los centros educativos atestiguando el test negativo, para que los menores pudieran seguir acudiendo a clase.

Con estos cambios, según dijo a la prensa el ministro Blanquer, se busca que haya mayor «coherencia» entre las restricciones vigentes para la población en general y para el alumnado.

Cambios durante el curso

Después de que el inicio del curso estuviera marcado por la incertidumbre a causa del alto nivel de contagios del verano, el 11 de octubre, con la incidencia en mínimos, la mascarilla dejó de ser obligatoria en los patios para el alumnado de 6 a 11 años de edad. El resto tuvo que mantener esa medida de protección, que tras la ola de contagios causada por la variante ómicron se volvió a implantar en todas las edades a la vuelta de navidades.

Además, en las escuelas se implementó un protocolo sanitario más estricto, aunque dirigido a evitar el cierre de las aulas pese a la proliferación de casos.

Pero una vez alcanzado el pico de contagios, y después de que el 2 de febrero la Prefectura de Pirineos Atlánticos emitiera una orden por la que la mascarilla dejaba de ser obligatoria en exteriores, el día 28 las mascarillas caerán también en los patios escolares de Ipar Euskal Herria.

Por otra parte, y complementando el anuncio del Ministerio de Educación, el Ministerio de Sanidad informó de que tampoco se exigirá la mascarilla en lugares cerrados a los que para acceder haya que presentar el pase vacunal –sobre todo en hostelería e instalaciones deportivas y culturales– a partir del día 28.

Sí se pedirá en establecimientos sociosanitarios, a los que es posible acceder sin estar vacunado pero presentando una PCR negativa, y seguirá siendo obligatorio en los transportes.

Alerta de Lakua horas después de liquidar todas las medidas

La consejera de Salud de Lakua informó ayer de que en las dos últimas jornadas quince personas han muerto por covid en la CAV, una cifra muy alta que le llevó a decir que pese a que parece que «algunas personas» creen lo contrario, la pandemia «sigue presente» y causando muertes. Y no le falta razón, pues la incidencia es más alta que en cualquier otra ola, y la presión se mantiene alta en los hospitales, pero resulta llamativo que Gotzone Sagardui insistiera en este mensaje apenas horas después de que el Ejecutivo anunciara el fin de las medidas.

«Adoptamos estas decisiones en base a lo que conocemos hoy», expuso el jueves el lehendakari, quien añadió que «no podemos estar permanentemente en emergencia sanitaria y, en cuanto se dan las condiciones sanitarias para aligerar las limitaciones, nuestra obligación es hacerlo y en este momento se dan estas condiciones». Ayer, la titular de Salud señaló que «de un tiempo a esta parte, parece que para algunas personas la pandemia no es una realidad grave y peligrosa».I.B.