Dabid LAZKANOITURBURU

El megáfono, el pastor y los lobos

Le llaman «diplomacia del megáfono» y consiste en airear los supuestos planes del enemigo. Es la estrategia de los EEUU de Biden, que llegó a anunciar para ayer una invasión rusa de Ucrania. Washington buscaría con ese bombardeo de informaciones eliminar el efecto sorpresa y tomar la delantera a la Rusia de Putin, ducha a su vez en desinformación.

Siguiendo ese guión, EEUU siempre gana. Si Rusia ataca, ya lo advirtió. Si no lo hace, es porque destaparon su plan.

Toda cara tiene su cruz. Si Rusia no ataca, recuerda que ya lo negó. Si lo hace, acusa a EEUU de profecía autocumplida... Pero no acaban ahí los problemas.

La del megáfono es táctica, no estrategia, porque es cortoplacista. Si la crisis prebélica se alarga en el tiempo –la desescalada aderezada con advertencias de Rusia apunta a ello–, el alarmismo insistente de EEUU pierde todo su valor anticipatorio y produce efectos contraproducentes.

No es menor el de la progresiva pérdida de credibilidad de Washington –que se niega a proporcionar pruebas amparándose en que se trata de informes de inteligencia–. Al final, acaba alarmando a sus aliados y a sus economías. Ucrania ha mostrado su hartazgo ante la inminente insistencia de EEUU. Y la UE tiembla mirando el precio del gas.

Es el cuento del pastor y el lobo. Pero aquí hay más de uno. A Rusia y a EEUU el alza del gas les viene de perlas.