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AZKEN PUNTUA

Deuda


Una de las condiciones para que los que se postulan a las presidenciales sean reconocidos oficialmente como candidatos es que sean apadrinados por 500 grandes electores, o sea, de alcaldes para arriba. La cosa se estaba poniendo emocionante porque hasta ahora ni Marine Le Pen ni Eric Zemmour habían logrado convencer al medio millar de electos necesario para oficializar su presencia ultra en la carrera presidencial. Pero ha llegado François Bayrou, alto comisionado de planificación, con la brillante idea del banco de apadrinamientos con el que prestar a la extrema derecha las firmas necesarias para que puedan intentar el asalto al Elíseo.

Desde el punto de vista democrático es lo justo, ha señalado. Justo también debe de ser que ni la antigua ministra progresista Christiane Taubira ni el anticapitalista Philippe Poutou pueden beneficiarse del crédito democrático de Bayrou, cuyas condiciones imposibilitan a esta izquierda participar en las elecciones en igualdad de condiciones que la ultraderecha. Pero eso ahora no importa. Horroricémonos con la tragedia de los refugiados ucranianos que son gente blanca y rubia, no como los sirios, que ni siquiera son europeos y por eso se les rechaza en la frontera de Hungría, hasta donde tampoco llega al parecer el curioso crédito democrático de François Bayrou. O tal vez sí. Sea como fuere, no podemos pretender que nuestras hijas paguen toda esta deuda.