MAR. 10 2022 GUERRA EN UCRANIA Moscú y Kiev afrontan unas jornadas críticas en la guerra Con fuertes pérdidas civiles y sin el control del espacio aéreo, Kiev afronta unas horas decisivas, al igual que Moscú, que sufre el desgaste de bajas, sanciones y una ofensiva que se prolonga. Ambas partes sugerían posibilidades de negociación, pero, a la vez, se preparan para un duro asalto a las ciudades, de las que ayer huyeron 40.000 personas. GARA KIEV-MOSCÚ Dos semanas después del comienzo de la intervención de las fuerzas armadas rusas en Ucrania, Kiev y Moscú afrontan unas jornadas clave en un conflicto que ya ha dejado al menos 515 civiles muertos (entre ellos 37 niños) y 908 heridos, según la ONU, si bien fuentes ucranianas elevan las cifras por encima del millar. Aunque las fuerzas ucranianas no pueden hacer frente a la superioridad militar rusa, el Ejército ruso necesita un rápido cambio en la situación del frente. O ambos países una solución negociada, como dejaba entrever el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Con la ventaja aérea del lado ruso a pesar del uso de drones por parte de Kiev, Zelensky reclamó a sus aliados que le envíen aviones de combate «lo antes posible», comenzando con los Mig-29 propuestos por Polonia. Varsovia sorprendió el martes a EEUU al ofrecer «todos sus aviones Mig-29 sin demora y sin cargo a la base de Ramstein (Alemania)», para que puedan entregarlos a Ucrania. Washington, sin embargo, consideró que supondría una implicación directa en la guerra y rechazó la propuesta, aunque la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, discute desde ayer con los líderes polacos cómo brindar más asistencia militar a Ucrania. «Ese es un escenario muy indeseable y potencialmente peligroso», advirtió el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Rusia, aunque avanza en algunos frentes, lo hace a menor velocidad de la prevista y a un gran coste. Por primera vez admitió la presencia de reclutas en la ofensiva y que varios de ellos han sido hechos prisioneros. Hasta ahora aseguraba que solo combatían soldados profesionales y el propio Vladimir Putin había dado instrucciones para «rechazar categóricamente» cualquier uso de reclutas y castigar a los oficiales responsables de enviarlos a Ucrania. Aunque los datos disponibles son cuestionables, Rusia, que ha comprometido a más de 150.000 soldados, está sufriendo grandes pérdidas. En el informe oficial publicado el 2 de marzo, Moscú reportaba cerca de 500 soldados muertos y 1.600 heridos en sus filas. El Pentágono elevó las cifras a entre 2.000 y 4.000 muertos rusos. A modo de comparación, unos 4.000 soldados estadounidenses murieron en Irak entre 2003 y 2021. En Afganistán, con un conflicto durante veinte años, 2.500 soldados estadounidenses no regresaron. Las pérdidas militares son proporcionales a las de la guerra de Chechenia (1994-1996) y podrían aumentar si los rusos lanzan un asalto a las grandes ciudades. También las pérdidas de blindados, aviones y camiones son numerosas. Además, las fuerzas rusas se enfrentan a la hostilidad y protestas en algunas de las ciudades ocupadas, como en Jerson, donde las autoridades ucranianas afirman que son más de 400 los arrestados. Zelensky y la OTAN En este contexto, Zelensky parecía abrir el martes un espacio a la vuelta a la negociación al sugerir, en una entrevista con el canal estadounidense ABC, no insistir más en la pertenencia de Ucrania a la OTAN, uno de los temas invocados por Moscú para justificar la invasión. También dijo que estaba listo para un compromiso sobre el estatus de los territorios separatistas en el este de Ucrania. A su vez, Moscú constataba «avances» en las conversaciones «para detener lo antes posible el derramamiento de sangre» y que «sería preferible alcanzar los objetivos en Ucrania a través de negociaciones», entre los que ya no incluye el cambio de Gobierno. De momento, parece haberse logrado que funcionen corredores humanitarios en torno a las zonas más afectadas por los combates, a través de los que solo ayer se evacuaron a 40.000 personas, según Kiev. Pero Ucrania teme que, tras la evacuación, Rusia opte por endurecer la ofensiva, sobre todo por el avance de las fuerzas rusas sobre la capital. Si la línea del frente se encontraba hace cinco días a un centenar de kilómetros al nordeste de Kiev, ayer las columnas de blindados avanzaban ya a 15 kilómetros, en un área en la que habían tomado varias localidades. El martes, varias ciudades fueron nuevamente objetivo de los ataques rusos, con diez muertos en Severodonetsk y nueve en Zitomir, y la situación en Mariupol es ya catastrófica. El número de refugiados que ha huido de Ucrania aumenta día a día, y ahora se estima entre 2,1 y 2,2 millones de personas. Además de las situación en los diversos frentes, Rusia también está sintiendo cada vez más los efectos de las sanciones occidentales. El Kremlin denunció la «guerra económica» declarada por EEUU por el embargo a las importaciones estadounidenses de petróleo y gas. Zelensky pidió a la UE «medidas duras», pero no directamente que sigan los pasos del embargo, que los europeos apenas pueden dar por su dependencia del suministro ruso. Bruselas sí agregó tres bancos bielorrusos a las principales entidades rusos ya desconectadas de la plataforma internacional Swift, así como 14 empresarios y 146 senadores rusos a su lista de personas objeto de sanciones. El Banco Central de Rusia anunció una nueva medida para defender su economía, con la suspensión de las ventas de divisas hasta el 9 de setiembre. La agencia Fitch volvió a rebajar la calificación de la deuda de Rusia, lo que, a su juicio, hace «inminente» la quiebra económica de Rusia. Otra alarma por el corte del suministro en Chernobil Chernobil volvía a ser ayer motivo de alarma. El operador ucraniano Ukrenergo anunció que el suministro eléctrico a la planta y su equipo de seguridad habían sido cortados completamente debido a las acciones militares rusas, mientras Moscú acusó a las fuerzas ucranianas. Los generadores diesel de reserva «podrán mantener la actividad vital del sitio hasta por 48 horas. Después de eso, los sistemas de enfriamiento de combustible almacenado se detendrán», advirtió el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba. La víspera, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) había indicado que los sistemas que permitían el control remoto de los materiales nucleares de la planta habían dejado de transmitirle datos. Posteriormente, el viceministro de Energía ruso, Pavel Soroki, dio por restaurado el suministro de energía «de forma permanente desde el sistema energético bielorruso». Las comunicaciones telefónicas también están interrumpidas y más de 200 técnicos y guardias están bloqueados desde el 24 de febrero. Ahora operan bajo el mando ruso. Chernobil cuenta con reactores fuera de servicio e instalaciones de residuos radiactivos. La AIEA estima que el reactor dañado no representa un problema y que la carga térmica de la piscina y el volumen del agua de refrigeración son suficientes para asegurar una evacuación eficiente del calor de los 20.000 elementos combustibles almacenados e incluso si la electricidad no se restablece después de 48 horas, «no hay peligro de emisiones radiactivas».GARA HOSPITAL ATACADO Un ataque aéreo ruso provocó al menos 17 heridos en un hospital infantil de Mariupol, bajo un asedio «apocalíptico», según Cruz Roja. Zelensky aseguró que había niños bajo los escombros y pidió el cierre del espacio aéreo. Kiev acusó a Rusia de haber traspasado «la línea de la humanidad». PABLO GONZÁLEZLa ministra de Defensa española, Margarita Robles, confirmó en el Congreso que el CNI investigó al periodista vasco Pablo González, ahora encarcelado en Polonia, sin explicar el motivo exacto. Pero negó cualquier relación con el arresto y dijo respetar su presunción de inocencia.