Hoy se celebra el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia. Una jornada impulsada por Naciones Unidas que este año ha escogido el lema “Voces por la acción contra el racismo”. Un eslogan con el que pretende reivindicar que se respete el derecho a la libertad de expresión y a la reunión pacífica, así como que se protejan los espacios cívicos y se reconozca la contribución de las personas y organizaciones que luchan contra la discriminación racial. Un lema que, por otra parte, anima a alzar la voz contra las actitudes racistas, la discriminación y la injusticia, así como a divulgar historias personales que muestren la necesidad de movilizarse frente al racismo.

Siguiendo el planteamiento de Naciones Unidas, Candela Radio y SOS racismo de Bizkaia han recogido testimonios de personas que viven en Euskal Herria y que GARA recoge hoy. Unas historias que ponen de manifiesto que el racismo también está presente en la sociedad vasca, que los estereotipos tienen un importante peso en las relaciones con los demás, y que la discriminación y opresión la sufren sobre todo las personas con menos recursos. Los testimonios recuerdan asimismo que la falta de protección de los derechos sociales y políticos de los extranjeros se traduce en explotación. En ese sentido, la actual Ley de extranjería es un fiel reflejo de la discriminación institucionalizada que existe. Por desgracia, la guerra en Ucrania ha dejado patente el doble rasero del racismo: mientras algunos refugiados son recibidos con las manos abiertas, otros languidecen sin derechos, se les impide incluso cruzar las fronteras interiores de la Unión Europea, tal y como denunció ayer una manifestación entre Pasaia y Donostia.

Hoy en Euskal Herria, quizás lo más importante sea que los privilegiados empiecen a tomar conciencia de sus privilegios. Entre ellos está, sin duda, la capacidad de negar que exista el racismo y la discriminación. Reconocerlo sería un buen punto de partida para reconstruir el mundo bajo el principio de la igualdad de todas las personas.