Dabid LAZKANOITURBURU
GUERRA EN UCRANIA

Biden airea un hipotético ataque químico y advierte de que responderá

Por primera vez, EEUU amenaza con responder militarmente a Rusia, en caso de un eventual ataque químico. La cumbre de la OTAN, decidió activar su defensa y ayudar a Ucrania contra ese tipo de ataques, advirtió a Pekín por su alianza con Moscú y saludó el rearme, con más presupuesto militar y con nuevas divisiones en el este, de sus aliados. Rusia, que aseguró tener pruebas de laboratorios del Pentágono en Ucrania, elevó el tono contra Polonia y Bulgaria.

Por primera vez desde que estalló la guerra hace un mes, el presidente de EEUU, Joe Biden, advirtió con una respuesta militar ante un hipotético ataque químico ruso.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que enviará a Ucrania protección contra ataques químicos y nucleares, además de activar las defensas aliadas ante este tipo de amenazas, incluidas la biológica y radiológica.

El ex primer ministro noruego, cuyo mandato, que expiraba en setiembre, fue prorrogado por otro año, advirtió de que Moscú prepararía un pretexto para emplear este tipo de armas y avisó al Kremlin de que si da ese paso «cambiará totalmente la naturaleza del conflicto» y tendrá «graves consecuencias».

Stoltenberg justificó esa convicción argumentando que Rusia ha utilizado agentes químicos para envenenar a opositores, entre ellos al exespía exiliado en Londres Alexandre Litvinenko y al opositor Alexei Navalny.

Sin minimizarlos –el primero murió en el hospital y el segundo estuvo en coma en Berlín para regresar a Moscú y ser encarcelado con sucesivas condenas–, el uso de agentes químicos como el Novichok no es comparable a un ataque bélico químico.

Sí es comparable con el uso de armas químicas en la guerra en Siria contra los rebeldes. Pero los informes que los denunciaron, en Ghuta Oriental (periferia de Damasco) y en Idleb (norte), han responsabilizado siempre al Ejército regular sirio. Lo que sí ha hecho Rusia, aliado y cómplice del régimen Assad, es negarlos o, en su caso, imputárselos a los propios rebeldes atacados.

En el contexto de su guerra a Ucrania, el Kremlin acusa a EEUU de suministrar laboratorios de armas químicas y biológicas a Kiev y ha alertado de que los ucranianos podrían lanzar ataques de «falsa bandera», incluso nucleares, para acusar a Rusia. Así justifica la toma bajo control de los complejos nucleares de Chernobyl y de Zaporiyia, el mayor de Europa.

El Ministerio de Defensa de Rusia acusó al fondo de inversiones Rosemont Seneca Thornton, fundado por Hunter Biden, hijo del presidente de EEUU, y al Fondo Soros de financiar los supuestos laboratorios de armas biológicas en Ucrania patrocinados por el Pentágono.

En el transcurso de la cumbre extraordinaria de la OTAN, Biden volvió a exigir a China que presione a su aliada Rusia a que cese en la guerra. Todo ello con las vista puesta en la cumbre UE-China el 1 de abril. Un día antes, el 31 de marzo, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, viajará a Pekín.

Biden envió «un mensaje muy potente de apoyo a la OTAN y reafirmó su compromiso con el artículo 5 de la organización, que obligaría a responder si hay un ataque contra un miembro de la Alianza.

El inquilino de la Casa Blanca dio la bienvenida a los «aumentos previstos hasta el 2% del PIB en el gasto» militar de los aliados –duramente criticados por el papa Bergoglio– y a los compromisos para reforzar el este de la Alianza con cuatro nuevos batallones en Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia.

Bulgaria ha llamado a consultas a su embajador en Moscú, Atanas Krastin, en respuesta unas recientes declaraciones de la enviada de Kremlin en Sofía, Eleonora Mitrofanova, quien aseguró que la población búlgara no apoya la postura de su Gobierno en la crisis.

Rusia advirtió a Polonia de que se enfrenta «a una peligrosa escalada» a instancias de la OTAN, algo que las autoridades rusas «tendrán en cuenta».

En su intervención por videoconferencia en la cumbre, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, pidió a la OTAN «ayuda militar ilimitada» y, en concreto, aviones y tanques. «No hemos recibido un solo avión (...). Tenéis al menos 25.000 tanques. Ucrania pide sólo 500 para defender nuestras ciudades».

Su petición, en previsión de una larga guerra cuando Occidente vinculaba su rearme a una guerra de guerrillas, no tuvo respuesta oficial.

Lo que sí confirmó Biden es que la OTAN estudia el envío de sistemas antiaéreos.

La Alianza militar Atlántica comenzó a bombardear Yugoslavia hace 23 años

Mientras la OTAN debatía qué hacer en Ucrania –en su agenda, cómo hacer frente a este conflicto bélico con una posición oficial de que no intervendrá militarmente de manera directa ya que no ha habido una agresión directa a ninguno de sus miembros– ayer se cumplían 23 años desde que esa misma OTAN comenzase los bombardeos en Serbia. Entonces no hubo una agresión a un Estado integrante de la Alianza Atlántica por parte de la República Federal de Yugoslavia, nombre oficial del Estado que formaban Serbia y Montenegro y que presidía Slobodan Milosevic. Tampoco hubo una autorización formal de la ONU para intervenir, sino que fue una operación iniciada unilateralmente por la OTAN dirigida por el español Javier Solana y que fue denominada Fuerza Aliada. Evidentemente, la capacidad de respuesta de la Yugoslavia de 1999 no es la misma que la de la Rusia de 2022.

 Los bombardeos de las fuerzas de la OTAN –en un operativo en el que participaron los Estados español y francés– mataron oficialmente a 462 soldados, 114 policías y entre 1.200 y 5.700 civiles y a tres periodistas chinos. La desigualdad de la operación queda en evidencia cuando el parte de bajas de la Alianza militar se limitó a dos soldados fallecidos en un accidente de helicóptero fuera de combate. El operativo se prolongó del 24 de marzo al 10 de junio de 1999.

La intervención se justificó por la política de Belgrado hacia Kosovo, donde suprimió la autonomía y la población de etnia albanesa denunciaba discriminación respecto a los eslavos. El detonante fue lo sucedido en Racak, donde se encontraron 23 cadáveres de albano-kosovares en enero de 1999. La OTAN decidió que intervendría en Yugoslavia.

El operativo consistió básicamente en bombardear desde el aire posiciones yugoslavas consideradas como estratégicas. Atacaron cuarteles, pero también puentes, plantas de energía, centros de procesamiento de agua o la sede de la televisión pública RTS, donde el impacto de un misil el 23 de abril de 1999 destrozó las instalaciones y mató a 16 trabajadores.

También fue bombardeada la Embajada de China en Belgrado, presentada como «un error de cálculo» que mató a tres periodistas. Se calcula que intervinieron mil aviones que operaban desde bases aéreas ubicadas en Italia y en Alemania y desde portaaviones estacionados en el mar Adriático.Martxelo DÍAZ

El G7 quiere que Rusia no pueda optar a su oro

Los líderes de los países del G7 y de la Unión Europea acordaron tratar de limitar la capacidad de Rusia de recurrir a sus reservas internacionales, incluido el oro.

Rusia posee una de las mayores reservas de oro del mundo, estimadas en alrededor de 2.300 toneladas del metal, cuyo valor rondaría los 140.000 millones de dólares (127.151 millones de euros), tras haber multiplicado por seis sus reservas en los últimos 15 años.

La Casa Blanca anunció, asimismo, que el grupo que agrupa a las siete primeras economías del mundo (menos China) presionará a las organizaciones internacionales a que revisen la participación de Rusia.

Pero el G7 no es el G20 y su Presidencia anual indonesia mantiene la invitación al mandatario ruso, Vladimir Putin, para que participe en la cumbre anual prevista para noviembre en Bali.GARA