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Una multitud escolta a Colonna a su lugar de «riposu eternu», Carghjese

Miles de personas coparon ayer tarde la pequeña villa, sita a unos cincuenta kilómetros de Aiacciu, de la que es originaria la familia Colonna y en la que se celebraron los funerales por el militante independentista corso fallecido el lunes, en el hospital de Marsella. Desde ayer, Carghjese es el lugar de «riposu eternu» para Yvan Colonna.


Carghjese, localidad de poco más de 1.300 habitantes, situada en el sur de la isla de Corsica, recibió ayer la visita de otros miles de ciudadanos que quisieron acompañar a la familia de Yvan Colonna en el sepelio del militantes independentista.

Los restos de Colonna, fallecido el lunes como consecuencia de la brutal agresión que sufrió el 2 de marzo en la prisión de Arles, llegaron en la noche del miércoles a la isla mediterránea procedentes del Hospital de Marsella.

El coche fúnebre, con el féretro cubierto con la bandera corsa, emprendió desde allí viaje con destino al tanatorio de Pichetti, en el que quedó instalada la capilla ardiente. Y desde ese lugar emprendió su viaje final hasta Carghjese. Llegó a la casa familiar pasado el mediodía de ayer para unos últimos momentos de duelo en la intimidad.

Para entonces, las calles y plazas de esta pequeña localidad trà mare è terra, a la que el joven Yvan regresó con 21 años para establecerse como pastor, estaba llena de personas que se desplazaron desde distintos puntos de la isla, y también desde naciones como Euskal Herria, Bretaña o Cerdeña, para dar su último adiós al militante, muerto a los 61 años de edad.

Esa multitud esperó varias horas, en silencio, ondeando banderas corsas –se vieron también banderas bretonas y vascas–, la llegada del convoy fúnebre. El féretro con los restos de Yvan Colonna, cubierto con la bandera corsa, fue portado a hombros por familiares y amigos, que se turnaron para ese recorrido, lento y emotivo. El cortejo se detuvo unos minutos ante la casa de la abuela de Colonna. Y tras recorrer los últimos metros hasta la iglesia latina –hay también en Carghjese un templo ortodoxo–, fue introducido en el templo para la misa funeral previa al entierro.

Jornada de «isula morta»

La colectividad corsa, cuyo presidente, el autonomista Gilles Simeoni, participó en el acto de recibimiento al cuerpo, en Aiacciu, y también ayer en el acto de despedida a Yvan Colonna en Carghjese, mantuvo también ayer las banderas a media asta en señal de luto, al igual que otras muchas instituciones. Ello a pesar de la queja del presidente francés, Emmanuel Macron.

Por su parte, la asociación Sulidaritá llamó a guardar una jornada de luto. Esa operación «isula morta» paralizó buena parte de la actividad en el territorio mediterráneo donde muchos centros escolares y comercios amanecieron cerrados.

Los ferroviarios secundaron la jornada de luto, lo que afectó de forma importante a los servicios de tren. Y también la organización sindical agraria FDSA cerró sus oficinas. Cabe recordar que los agricultores corsos levantaron esta semana el bloqueo de depósitos que llevaban a cabo para protestar por el precio de los carburantes «para no interferir en el duelo de la familia de Yvan Colonna».

Además, hubo actos simbólicos como el acordado en la asamblea de la flota corsa, que hizo sonar la bocina de niebla, a las 15.00 y retiró la bandera tricolor para hacer ondear, durante un minuto, la bandera corsa en solitario en la popa de las embarcaciones.

Fueron solo algunos de los gestos que se vivieron en isla mediterránea a la que París promete un diálogo sobre su estatus y que sirvieron de «muestra de respeto» a la familia del fallecido, en palabras de un vecino de Carghjese. En declaraciones a “Corse Matin”, esta persona aludió a dos familias, la del militante independentista Colonna y la del prefecto Claude Érignac, para afirmar que «nuestro pueblo ha sufrido mucho por un hecho que destrozó a dos familias». Tras lo que aseguró que «se sea o no nacionalista, se crea o no en la inocencia de Yvan Colonna, hoy ya no se juzga el acto por el que fue condenado, hoy es tiempo de lamentar la pérdida de un vecino».