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DEBATE SOBRE LA HERRI HARMAILA DE SAN MAMÉS

Regreso al pasado, bienvenido al futuro

La plataforma San Mamesen Orroa había superado la cantidad de firmas de personas socias del Athletic necesarias para solicitar una Asamblea Extraordinaria en la que poder llevar a debate la viabilidad de la ampliación de la grada de animación. La Asamblea se celebrará el próximo 7 de abril.


Si eres de Bilbo… ¡tienes que ser del Athletic!», me dijo mi abuelo Ángel, orgulloso zamorano que, como tantas otras personas, echaron raíces en la periferia bilbaina. Antes no había dudas, la gran mayoría rendía fidelidad a los equipos basándose en sus orígenes, en la tierra de acogida, por identidad o por arraigo. En aquellos tiempos San Mamés era un fortín, tan hostil para el equipo contrario como acogedor para el foráneo, una proyección de Bilbo y Bizkaia.

Hoy en día, la “afiliación” a un equipo de fútbol no funciona del mismo modo. El arraigo, el sentimiento de pertenencia y de representación de antaño, chocan frontalmente con la actual idea de jeques, oligarcas, empresas… que hacen que, el hecho de comprar una entrada, sea un esfuerzo económico inalcanzable. La mercantilización y globalización ha convertido el deporte más popular del mundo en un sistema económico frío, robotizado y lobotomizado, sin memoria, donde cada vez se busca que haya más clientes con bufandas compradas y menos tejidas a mano.

En el Athletic tenemos claro que lo que nos diferencia de los demás es la manera de entender el fútbol. Reclamamos como nuestros los recuerdos de Iribar, de la Gabarra, del ambiente del “Gallinero”, de las grandes citas europeas… aunque no los hayamos vivido. Tenemos un pasado glorioso, con un San Mamés imponente y vivo.

Peleando por dar color a esas imágenes nostálgicas en blanco y negro, la plataforma San Mamesen Orroa, dinámica creada por la unión de 28 peñas “zurigorris”, anunciaba hace unos días que había superado la cantidad de firmas de personas socias del Athletic necesarias para solicitar una Asamblea Extraordinaria de compromisarios en la que poder llevar a debate la viabilidad de la ampliación de la grada de animación. Futbolistas, ex jugadores, personas del mundo de la cultura, incluso gradas de equipos de países vecinos han querido participar en esta campaña. La recogida de 2.482 firmas ha afianzado la solicitud de la primera asamblea impulsada por las personas socias. El valor y la fuerza del colectivo siempre prevalece.

Ha quedado demostrado que disfrutar de una grada potente, joven y enérgica, reporta éxitos deportivos. Para ello, no hay más que mirar a nuestros vecinos. No es casualidad que Real y Alavés hayan cosechado sus mejores logros coincidiendo con la creación y el afianzamiento de las filas de pie. También hay que recalcar que, si el Sadar sigue siendo en parte un fortín, es por la vehemencia de aquellas personas que gastan suela en los partidos y que acaban siendo directores de orquesta para el resto de la grada.

Por el contrario, la pandemia también nos ha enseñado que se puede jugar al fútbol sin aficionados, pero esta situación es como cuando cae un árbol en el bosque sin testigos, que no se sabe si hace ruido. Los estadios vacíos son una especie de replicante sin alma, que desconcierta tanto a futbolistas como a seguidores. Ya lo dijo Jock Stein: «Football without fans is nothing» («Él fútbol sin aficionados es nada»). No puede existir un fútbol en el que, el factor campo, no sea determinante condicionando los marcadores. Jugar como local cada 15 días tiene que ser una Aste Nagusia de 90 minutos.

Además de los resultados sobre el césped, el acceso a una grada popular supone llegar a los corazones de las generaciones venideras, sin "glory hunters” (término inglés acuñado para señalar a seguidores de equipos grandes, como buscadores de fortuna). Precisamente ahí es donde reside nuestra fortaleza, en la identidad y la transmisión de valores de generación en generación. Si realmente somos un club aparte, es hora de dar ejemplo y apostar por el cambio, siendo cada persona agente activo y protagonista en este proceso.

Proceso en el que la directiva puede facilitar de manera permeable y dialogante, entre sí y con el resto, canales cómodos y cercanos, tanto con la Herri Harmaila como con el resto de socios y socias. Donde se amplíe Gazte Abonoa y pueda compartir espacio con la ICHH, porque necesitamos su energía.

Donde los precios populares permitan que los aficionados no sean segregados por su clase social. Acudir al estadio debería ser una experiencia al alcance de todas las personas. Sobrevivir en este mundo de precios desorbitados es difícil y tal vez algo romántico, pero no imposible, solamente un reto mayor.

Se trata de lograr un avance en el que las personas socias sean partícipes de la metamorfosis, que asuman el sacrificio que pueden suponer los cambios como un esfuerzo por el bien común, por la perpetuidad del club. Seguro que ese esfuerzo siempre merecerá la pena.

Es imprescindible mantener una grada popular y abierta, asamblearia, que nunca deje de ser rebelde e inclusiva. Un grupo que pueda establecer canales de diálogo con el club y con el resto de personas socias y aficionadas del Athletic y, por supuesto, que nunca se olvide de Iñigo Cabacas; por él somos y seremos.

Nos encanta hablar de estadios míticos, del rugir de sus aficiones, del temblor de sus gradas, del calor, de la pasión… Esta es nuestra mejor oportunidad para hacer de nuestra Catedral lo que soñamos, donde todos y todas tengamos cabida, sentados o de pie. De cada uno de nosotros y nosotras dependerá. Cada persona es libre de votar, facilitar y de animar al equipo que quiera. Yo quiero un Athletic con San Mamés lleno, que nos represente a todos y a todas, con valores, diferente, que no pare de animar, como el de antes pero ahora.

Herri Harmaila behar dugu!