Gran Bretaña trasladará a Ruanda a solicitantes de asilo que crucen el Canal de la Mancha como parte de un nuevo plan «para combatir la inmigración ilegal y las bandas delictivas que la apoyan», según anunció ayer Boris Johnson. El el primer ministro británico confirmó esta medida en un discurso en la localidad de Lydd, en el condado de Kent (sureste de Inglaterra), antes de que su ministra de Interior, Priti Patel, firmara el acuerdo con las autoridades ruandesas en Kigali, capital de Ruanda.

El plan ya ha sido criticado por los partidos de la oposición británica y organizaciones no gubernamentales que ayudan a los refugiados. La medida forma parte del objetivo del Ejecutivo de reformar el sistema de inmigración a fin de recuperar el control de sus fronteras tras el Brexit. El primer ministro también confirmó que su Marina (Royal Navy) asumirá el control de las aguas británicas del Canal de la Mancha, entre el Estado francés y las Islas, para impedir que botes con refugiados puedan llegar hasta la costa del sureste inglés. El objetivo de este plan, explicó Johnson, es enviar «un mensaje claro a quienes se lucran con la desesperación de los solicitantes de asilo que buscan una vida mejor».

«Son esos sueños los que han sido explotados. Estos viles traficantes de personas están abusando de los vulnerables y convirtiendo el Canal en un cementerio acuático, con hombres, mujeres y niños ahogándose en botes no aptos para navegar y asfixiándose en camiones refrigerados», subrayó.

Pese a todo, el jefe del Ejecutivo reconoció que el plan puede ser recurrido, posiblemente por organizaciones que trabajan con refugiados, por lo que ya anticipó que no podrá aplicarse a corto plazo.