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Rusia aumenta la presión sobre el sur y el este de Ucrania

Las fuerzas rusas aumentaron ayer su presión sobre las regiones del este y del sur de Ucrania, principalmente en torno a Jarkov, donde intentan incrementar su control. Los esfuerzos para la evacuación de los civiles refugiados en la planta siderúrgica Azovstal empiezan a dar sus frutos. Una veintena abandonaron el lugar ayer.


Las tropas rusas, que encontraron una inesperada resistencia en el norte de Ucrania, concentran desde hace varias semanas sus ataques en el este, donde cuentan con el apoyo de los separatistas prorrusos del Donbass, y en el sur. Ayer se sucedieron los ataques principalmente en torno a Jarkov, la segunda ciudad de la región, pero misiles rusos también cayeron, según Kiev, en el aeropuerto de Odessa, cuya pista de aterrizaje quedó destruida.

Rusia avanza lentamente en su objetivo de tomar todo el Donbass y el sur de Ucrania para crear el corredor terrestre entre el este y Crimea. Moscú cambió de táctica tras fracasar su ofensiva en el norte y noreste del país, al recurrir al fuego de artillería en toda la línea del frente contra las posiciones ucranianas para evitar su reagrupamiento y salvaguardar sus vías de suministro y comunicaciones.

Las fuerzas rusas han conseguido varios avances tácticos en Donetsk y Lugansk, pero los progresos son «limitados» al oeste de Severodonetsk, en la región de Lugansk, y permanecen estancados al sur de Izium, en la de Jarkov, sin poder llegar a Kramatorsk, la principal base militar del Ejército ucraniano en Donetsk. Tampoco han logrado crear una pinza desde el sur, pese a haber enviado fuerzas desde Mariupol.

Rusia consiguió hacerse con el control del estratégico puerto de Mariupol tras semanas de asedio y bombardeos de la ciudad. Sin embargo, en los túneles del gigantesco acería Azovstal se encuentra atrincherado un último reducto de combatientes, principalmente el neonazi Batallón Azov, junto a numerosos civiles, según Kiev. Denis Pushilin, líder de la región prorrusa de Donetsk, había acusado a las fuerzas ucranianas de «actuar como terroristas» al retener a los civiles y utilizarlos como escudos.

La operación de evacuación civiles atrapados en Mariupol que había anunciado la ONU no pudo llevarse a cabo el viernes, pero un acuerdo alcanzado ayer con las tropas rusas permitió la salida de una veintena de civiles de Azovstal, según confirmó el subcomandante del Batallón Azov, Sviatoslav Palamar. Entre los que consiguieron abandonar la acería había 19 mujeres y seis niños menores de 14 años, que debían ser llevados a Zaporiyia.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dio la orden de no asaltar la planta siderúrgica, pero a la vez pidió bloquear las extensas instalaciones de tal manera que «no salga ni una mosca».

El Gobierno ucraniano reconoce que localidades de la región del Donbass siguen cayendo bajo control ruso, pero asegura que sus fuerzas militares han tenido importantes éxitos tácticos. «Los ocupantes están haciendo todo lo posible para destruir toda la vida», afirmó el presidente, Volodymyr Zelensky, al considerar que «los constantes bombardeos sobre infraestructuras y zonas habitadas demuestran que Rusia quiere deshabitar esta zona».

Según un alto cargo de la OTAN, Rusia solo ha tenido hasta ahora avances «menores» e «irregulares».

«Objetivo legítimo»

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, aseguró, en cambio, en una entrevista con la agencia china Xinhua, que la ofensiva «se está desarrollando en estricta conformidad con el plan». Todos los objetivos «serán alcanzados a pesar de la obstrucción de nuestros adversarios», agregó.

Lavrov también instó a EEUU y a la OTAN a dejar de enviar armas a Kiev «si (...) realmente están interesados en resolver la crisis ucraniana». Sostuvo que no considera que esté en guerra con la OTAN en Ucrania, pero la Alianza sí parece estarlo, entre otras cosas por el envío de armamento. Y volvió a advertir de que cualquier suministro de armamento a territorio ucraniano es un «objetivo legítimo» del Ejército ruso, que ataca almacenes de armas. En las últimas horas destruyó una veintena de depósitos de cohetes, artillería y municiones, según dijo el Ministerio ruso de Defensa.

Rusia informó ayer de un ataque de mortero contra el puesto fronterizo de Krupets, en la región de Kursk, desde el lado ucraniano y dijo que los sistemas de defensa aérea rusos detectaron a primera hora de la mañana un avión de las fuerzas ucranianas en la región de Bryansk, al norte de Ucrania. El viernes, un avión de reconocimiento ruso violó por un breve espacio de tiempo el espacio aéreo sueco.

Mientras, Ucrania y sus aliados de Occidente se preparan para una guerra que puede durar varios meses o incluso años, mientras llega más asistencia militar al país y comienzan los entrenamientos de los soldados ucranianos en el manejo de las nuevas armas.

Cada vez más voces creen que la guerra puede convertirse en otro conflicto estancado de larga duración, como ha ocurrido durante los ocho años de conflicto bélico entre el Ejército ucraniano y las milicias prorrusas en el Donbass.