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ELECCIONES LOCALES EN INGLATERRA, GALES Y ESCOCIA

El «labour» busca en las locales las llaves del 10 de Downing Street

El Partido Laborista busca plasmar su recuperación en las elecciones locales que celebran hoy Inglaterra, Escocia y Gales, marcadas por la crisis en el Partido Conservador, el encarecimiento de la vida y, en el caso escocés, el deseo de un nuevo referéndum de independencia.


Están en juego 146 de un total de 333 consistorios ingleses, mientras que se renuevan los 32 de Escocia y los 22 de Gales.

Desde que logró la mayoría absoluta en las generales de 2019, Boris Johnson no se ha sometido al dictamen de los votantes. Y pese a que no lo hace en primera persona, los resultados arrojarán una imagen fidedigna &dcThree;sobre la impopularidad del primer ministro británico.

Tomando la isla en su conjunto, las encuestas colocan a los laboristas seis puntos por delante. Históricamente, los Gobiernos conservadores han tropezado a mitad de período y se han recuperado con fuerza a medida que se acercaban las próximas elecciones generales.

Los laboristas son optimistas. El Ejecutivo británico está estancado y Johnson arrastra el partygate. De hecho, Keir Starmer es el primer líder laborista en una década en primera posición en las preferencias electorales.

Sin embargo, la mayor parte de los concejos ingleses en disputa son feudos del Partido Laborista, como Londres y otras grandes ciudades. Más escaños a defender y menos a ganar.

Pero varios distritos de tradición conservadora están en peligro. El primero es Wandsworth. Controlado por los conservadores desde 1978, se ha ido moviendo hacia la izquierda en los últimos años. Sus tres diputados del distrito son hoy laboristas. Barnet y Westminster pueden ser otros dos distritos en liza.

Fuera de Londres, los laboristas buscarán recuperar áreas del Muro Rojo que votaron a favor del Brexit como Kirklees, Derby y Newcastle-under-Lyme, y donde el labour perdió su liderazgo en las últimas elecciones.

Los liberal-demócratas tratarán de pescar en la crisis conservadora, sobre todo en el Muro Azul del sur de Inglaterra. El contexto político es bastante diferente en Gales y Escocia. En Gales, los conservadores tuvieron una actuación mucho más sólida en 2017, en las últimas elecciones locales, por lo que a los laboristas les resultará más fácil obtener ganancias.

En Escocia, el resultado se leerá en clave constitucional, como una nueva muestra del ansia de la sociedad escocesa para decidir su futuro o el cansancio sobre unas promesas que se vienen repitiendo en exceso y sin avances. Sin embargo, el coste de la vida, el partygate y las políticas locales han tenido su peso a lo largo de la campaña y los resultados arrojarán algo de luz sobre una posible recuperación laborista al norte de la isla, clave si quiere recuperar el Ejecutivo de Londres. Las elecciones en Escocia difieren de las de Inglaterra en dos aspectos. Se disputaron por última vez en 2017 en lugar de 2018 y los escaños se asignan por un sistema proporcional, el voto único transferible, un sistema de representación que hace muy difícil que un partido obtenga la mayoría.

Los ayuntamientos generalmente están a cargo de una administración minoritaria, que llega a acuerdos tema por tema, y abundan las alianzas curiosas. Además, al votar un candidato y no a un partido, los independientes, normalmente activistas locales no vinculados a un partido, suelen desempeñar un papel importante. Sin ir más lejos, en 2017 obtuvieron 168 escaños y fueron mayoría en varios consejos. Así, será complicado que los resultados arrojen una imagen clara. Sin embargo, varios puntos pueden servir de referencia.

Históricamente, Glasgow era laborista, pero el SNP llegó al poder en 2012 y amplió ventaja en 2017. En las últimas elecciones, la formación de Nicola Sturgeon también fue la más votada en Edimburgo y Aberdeen.

El reto para los laboristas sería superar a los conservadores en Escocia en su conjunto y arrebatar Glasgow al SNP.

Otro de los retos será el del cambio climático. El año pasado, Glasgow acogió la conferencia COP26 y también habrá que analizar los resultados en Aberdeen, capital petrolífera escocesa en medio de una crisis energética, y donde en 2017 el SNP fue la fuerza más votada, pero la ciudad quedó en manos de una alianza entre laboristas y conservadores. Se prevé que el Partido Conservador pierda el segundo puesto ante los laboristas, así como un importante crecimiento de Los Verdes.

En Gales, a pesar de perder más de 100 escaños en la última elección del consejo en 2017, los laboristas mantienen la mayor cantidad de concejales y el control mayoritario de siete autoridades locales. El partido, dirigido por el primer ministro, Mark Drakeford, espera aprovechar la ola de las elecciones del Senedd en 2021.

El Partido Conservador obtuvo unos buenos resultados en 2017, pero la crisis de Londres también ha llegado a Cardiff. Y la formación nacionalista Plaid Cymru llega a las elecciones liderando cuatro consejos, habiendo logrado avances modestos en 2017. Se presentó con altas expectativas a las elecciones al Parlamento galés de hace un año, de las que salió decepcionado como tercera fuerza.

También en Gales los independientes conformaron el segundo grupo más grande de concejales electos.