Natxo MATXIN
OSASUNA

Séptima derrota casera en la despedida del histórico Oier

Los rojillos carecieron de puntería en ataque, especialmente en las jugadas más claras que tuvieron durante la primera mitad, mientras que el Mallorca sí que acertó al comienzo de la segunda parte y, a partir de ahí, todo se le puso cuesta abajo para lograr la salvación.

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Osasuna no pudo despedir de la mejor manera a un futbolista histórico como Oier –además de Iñigo Pérez y Ramalho–, tras caer ante un necesitado Mallorca, que no había ganado fuera de casa en todo 2022 y desde finales de 2009 en El Sadar. Sin embargo, la exigencia obliga y los bermellones tuvieron mayor puntería, fraguando su salvación en la primera jugada que tuvieron tras el descanso.

No es que no quisiera quedarse con los tres puntos la escuadra navarra –el noveno puesto le suponía casi dos millones más al club–, teniendo en cuenta además que se quería acabar con un buen sabor de boca tras no vencer en las cinco anteriores jornadas, sino que no hubo el suficiente acierto cuando el encuentro fue más propicio para los intereses locales.

Y es que durante muchos minutos, sobre todo en la primera parte, quedó la sensación de que parecía que eran los anfitriones los que más tenían en juego, frente a un conjunto balear muy conservador y con poca iniciativa propia, con mucho miedo a cometer un error fatal. A la postre, la estrategia planteada por el extécnico rojillo Javier Aguirre –mantuvo una zaga con cinco futbolistas– le salió de cara por la diferencia de pegada.

A diferencia de anteriores compromisos, un futbolista que destacó por tener el punto de mira desviado fue el otrora certero Budimir, que no tuvo su tarde frente al que fue su antiguo equipo. El ariete croata dispuso de hasta tres lances casi seguidos al final del primer periodo para poner por delante a los locales, pero Reina, la rapidez de Oliván y un remate que pasó pegado al palo lo acabaron impidiendo.

No fue tan tierno un Mallorca que fue de menos a más. De ese inicio timorato, a la espera de lo que ocurría en otros campos con rivales directos en la lucha por la permanencia, pasó a ser un bloque fiable a raíz del 0-1 de Ángel, un gol que insufló una enorme dosis de moral y fe en sus posibilidades a un equipo que dependía totalmente de sí mismo para mantenerse en la máxima categoría.

Menos habituales

Tampoco los cambios –motivados por el intento de premiar a aquellos futbolistas con menos minutos en la temporada– ayudaron a la reacción de Osasuna, que se empeñó en bombear balones con más buenas intenciones que precisión, estrategia a la que respondió con acierto la poblada defensa visitante.

Con todo ello y una escuadra isleña cada vez más confiada en sus posibilidades a medida que transcurrían los minutos, lo que ocurrió entró dentro de lo factible. Y es que el Mallorca terminó de cerrar el envite en un lance que obligó a una nueva intervención de Herrera, quien poco pudo hacer al aprovecharse del rechazo Grenier.

Con la de ayer, Osasuna sumó su séptima derrota casera de la campaña, una estadística que intentará corregir el cuerpo técnico para la próxima temporada, pero que no empaña un nuevo curso más que aceptable, al haber logrado la permanencia por tercer año seguido con mucha antelación.