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AZKEN PUNTUA

Amnesia


Lamentaba hace algunos años, y lo sigo haciendo hoy, que haya quienes insistan en creer que la amnesia es una enfermedad mental, una grave dolencia que, como consecuencia de lesiones patológicas o seniles, afecta la corteza cerebral de las personas provocando la pérdida de su memoria. Así de errático es el juicio de la gente y de equívoco el diccionario.

La amnesia, y cualquiera que la disfrute me dará la razón, es una de las más gratas facultades que adornan nuestra existencia, una inseparable compañía de las almas puras que aspiran a una vida sin sobresaltos ni vergüenzas. Al ser muy contagiosa, una sociedad agraciada con el preciado don de la amnesia puede, al conjuro de los grandes medios de comunicación, poner su beatífica existencia a buen resguardo de togas y puñetas, también de las esquinas.

Gracias a la amnesia quedan los delitos relegados al olvido recuperando los imputados sus blanqueados expedientes y cristianas maneras. No hay robo, por más evidencias que lo delaten, que no deba la amnesia convertir en honesto y laborioso patrimonio, como tampoco hay crimen, por más execrable que parezca, que no pueda la amnesia convertir en piadosa virtud.

La amnesia siempre obra milagros transformando al ladrón en diputado, al canalla en benemérito, al mentiroso en periodista y al putero en graciosa majestad.

(Preso politikoak aske)