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Boric anuncia la reforma de las pensiones y traza su hoja de ruta de cambios

Gabriel Boric aprovechó su primera «rendición de cuentas» en el Congreso para lanzar un discurso de amplio contenido social y presentar hoja de ruta de cambios, entre los que destacaron la esperada reforma de las pensiones, y la reducción de la jornada laboral.


El presidente de Chile, Gabriel Boric, indicó el miércoles en su primer discurso a la nación ante el Congreso, dos meses y medio después de asumir el cargo, que pondrá énfasis en la mejora de los derechos sociales. Así, anunció que presentará en agosto su esperada reforma del sistema de pensiones y defendió la necesidad de un nuevo pacto fiscal.

En su alocución, el feminismo y la igualdad tuvieron de nuevo gran peso, al igual que la cultura, la educación y la salud pública, la vivienda y el trabajo dignos, con la redistribución de la riqueza y la transformación del modelo económico como ejes.

«Llegó el momento de construir un verdadero sistema de seguridad social», dijo. Y prometió una jubilación mínima universal para los mayores de 65 años de 250.000 pesos (unos 300 dólares).

La reforma del sistema de pensiones instaurado durante la dictadura de Pinochet fue una de las reivindicaciones del estallido social de 2019. Y es una de las piedras angulares de Boric, que pretende construir un Estado de bienestar parecido a los europeos y que, según el mandatario, necesita de un «nuevo pacto fiscal para Chile».

Adelantó, además, medidas como la construcción de 65.000 viviendas «dignas» con el objetivo de llegar a 260.000 en el final de su mandato y anunció para 2023 un proyecto para la condonación de la deuda educativa que asfixia a más de 65.000 personas, para estudiar en la universidad de forma «gradual y justa». En cuanto a políticas sanitarias, destacó la creación de un Fondo Universal de Salud y programas de salud mental.

En materia laboral, comunicó la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas, de manera «adaptada y gradual», para facilitar la conciliación.

En sus 82 primeros días de gobierno, Boric ha afrontado una sucesión de actos violentos y una crisis aguda en la Araucanía, escenario de un ancestral conflicto entre colonos, el Estado, los pueblos originarios y la empresas forestales.

Las protestas en el centro de Santiago no han logrado ser contenidas, encabezadas ahora por estudiantes secundarios, mientras el Gobierno reconoce que Chile «atraviesa por el peor momento para la seguridad» desde el retorno a la democracia, en 1990.