Los conservadores del primer ministro británico, Boris Johnson, sufrieron un duro varapalo en unos comicios parciales celebrados en Inglaterra, en los que los laboristas y los liberaldemócratas se hicieron con dos escaños.

Particularmente dolorosa fue la derrota por más de 6.000 votos a manos de los liberaldemócratas en la circunscripción de Tiverton & Honiton, en el condado de Devon (suroeste de Inglaterra), bastión conservador desde hace más de 100 años.

Los comicios se celebraron tras la renuncia a su escaño del diputado tory Neil Parish, tras salir a la luz que había accedido a vídeos pornográficos en el Parlamento.

El Partido Laborista, principal formación de la oposición, recuperó holgadamente la circunscripción de Wakefield (norte de Inglaterra), en el llamado «Cinturón Rojo» y que le fue arrebatado por los tories en las elecciones de diciembre de 2019, en las que Johnson arrasó con una mayoría absoluta holgada al calor del hartazgo por el Brexit.

Wakefield renovaba, asimismo, escaño tras la renuncia del conservador Imrad Ahmad Khan, condenado a 18 meses de prisión por agredir sexualmente a un adolescente y que fue expulsado este año por el Partido Conservador.

Dos semanas después de haber sobrevivido a una moción de censura en su grupo parlamentario (más del 40% de diputados tories exigió su renuncia) por el escándalo conocido como «partygate» (fiestas en Downing Street en pleno confinamiento por la pandemia), la debacle electoral parcial arrincona todavía más al premier británico, quien se niega a tirar la toalla.

«Alguien tiene que dimitir»

El que sí ha renunciado y de forma inmediata es el presidente honorario del Partido Conservador, Oliver Dowden, quien, en una carta a Boris Johnson, dijo que «no podemos seguir como si nada pasara y alguien tiene que asumir la responsabilidad».

Por contra, el primer ministro se limitó a reconocer unos resultados «difíciles», a prometer que «escuchará» a los electores y a mostrar su determinación de «continuar» su trabajo en el Ejecutivo.

«Los votantes están pasando por un momento difícil en este momento», se justificó Johnson, para añadir que «creo que, como Gobierno, tengo que escuchar lo que dice la gente, en particular las dificultades por el coste de la vida, que, creo, para la mayoría es el problema número uno».

La gente ha hablado, cuando menos en ambas circunscripciones, lo que da una medida del nivel de respaldo electoral del primer ministro, quien, quizás, deberá escuchar a su propio partido, que mira con lupa estos resultados con la vista puesta en las elecciones de 2024.

Johnson depende del veredicto tory. Y este puede ser, más temprano que tarde, inapelable.