Vinieron con parejas, hijos y nietos. Comieron cosas con leche de tigre, posaron con las Meninas, se hartaron de sonreirse y hasta se pasearon cogiditos de la cintura. Se hicieron fotos muy bonitas; salían todos y todas, sin apelotonarse ni nada aunque eran un montón: en hilera y y muy ordenados: las acompañantes ‒también había algún hombre‒, por un lado, disfrutando el tour turístico; los gobernantes, que también había alguna mujer, por el suyo, atando bien prietas las cuerdas del llamado por la OTAN nuevo Concepto Estratégico: incrementar la tensión con Rusia, meter a China en el tablero de juego, hacer las delicias de la industria armamentística y llevarnos a todos y todas a donde no quiero ni pensar. Un nuevo concepto estratégico tan viejo como el imperialismo. Tan viejo y tan letal.

Pedro Sánchez, tan feliz en su papel de anfitrión como en el de lacayo de Biden, pide a derechas e izquierdas un acuerdo de país para aumentar el gasto en defensa. Con una cesta de la compra que se encarece, y no es un decir, día tras día; las disparadas facturas de la luz y el gas, otros gastos básicos que igualmente se disparan y sin ningún acuerdo de país que frene la precariedad, la mejor noticia es que podremos estar oscuras, pasar hambre y frío, pero vamos a estar unos cuantos millones de euros mejor defendidos.