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La amplia mayoría del PLD abre la vía al cambio constitucional de Abe

La holgada mayoría lograda por el gobernante PLD el domingo allana el camino a la reforma constitucional que defendía Shinzo Abe para dotar a Japón de un Ejército convencional y poner fin al pacifismo impuesto por EEUU tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Fumio Kishida reza por Shinzo Abe en la sede del PLD. (Toru HANAI | AFP)

El primer ministro japonés, Fumio Kishida, afirmó ayer en su primera conparecencia tras la contundente victoria electoral de su formación, el Partido Liberal Democrático (PLD) en las elecciones parciales a la Cámara Alta de la Dieta (Parlamento) que hará suyas las tareas inconclusas del difunto ex jefe del Gobierno Shinzo Abe, muerto a tiros el viernes. Entre ellas, la reforma constitucional que podría fin al pacifismo impuesto a Japón al término de la II Guerra Mundial.

El PLD logró sus mejores resultados desde 2013 con 63 escaños, más de la mitad de los 125 en juego. Su socio de coalición, el partido budista Komeito, obtuvo 13.

Junto a los 70 que tienen ambos en la otra mitad de la Cámara, la coalición conserva una amplia mayoría de 146 asientos en el órgano de 248 integrantes, que ratifica las iniciativas legislativas antes de ser aprobadas por la más poderosa Cámara Baja.

«Los problemas que él no pudo solucionar los haré míos», dijo Kishida, consciente de que el resultado podría facilitar la revisión de la Constitución de Japón, un anhelo largamente buscado por Abe, que murió tiroteado el viernes durante un acto electoral.

Uno de los objetivos de la reforma, aunque no el único, es dotar de mayores capacidades a las Fuerzas de Autodefensa (que tienen prohibido llevar a cabo una ofensiva o declarar una guerra), ante el aumento de la influencia y la presencia militar de China en la región y la situación geopolítica cambiante.

El bloque favorable aboga por derogar el carácter pacifista de la Carta Magna y plantea cambiar el Artículo 9, que especifica la renuncia del país a la guerra como herramienta de política exterior y supone la renuncia al derecho soberano a la beligerancia.