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Referéndum constitucional en Chile: «Apruebo»


El 4 de setiembre de 2022, los pueblos de Chile y la ciudadanía de Chile tienen la oportunidad de decidir su futuro político. Permítanme desde Euskal Herria, un pueblo que tiene la voluntad de redactar su propia constitución, compartir con todas y todos ustedes por qué me parece un texto verdaderamente democrático, progresista y feminista; y por qué ya constituye un texto de referencia en el derecho constitucional para afrontar los retos del siglo XXI (el cambio climático, las desigualdades, la cultura de la paz y el buen vivir etc.).

¿Cómo es la constitución que los pueblos de chile y la ciudadanía chilena tienen la oportunidad de refrendar, el próximo 4 de setiembre?

Se trata de una constitución ciudadana. La nueva Constitución chilena hace una referencia directa al pueblo en su preámbulo, con las siguientes palabras: «Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático». La referencia directa a la ciudadanía refleja que se trata de un marco normativo de convivencia establecido por mandato ciudadano y no de un conjunto de normas impuestas a la ciudadanía por las élites.

Consagra un Estado plurinacional. La nueva constitución chilena reconoce a los pueblos Mapuche, Aymara, Rapanui, Lickanantay, Quechua, Colla, Diaguita, Chango, Kawésqar, Yagán y Selk 'nam. Reconoce la composición plurinacional de Chile, atendiendo y respetando la diversidad de identidades culturales, con sus propios sistemas jurídicos, en línea con otros Estados americanos (Colombia, Canadá...), lo que constituye una buena práctica para el derecho constitucional comparado. Reconocer a estos pueblos su autonomía y capacidad de decisión en los litigios que les afectan, así como dotarles de su sistema de justicia tradicional para el desarrollo de esas culturas jurídicas, establece el camino hacia una convivencia más sólida y estable. De hecho, una igualdad real exige el reconocimiento de las especificidades de la diversidad, estableciendo el compromiso de gestionarlas bajo el marco y el estándar de los derechos humanos universales.

República solidaria. La nueva Constitución chilena aparece ante el mundo como una república solidaria, dispuesta a abordar solidariamente con otras naciones los retos del siglo XXI.

Estado social y democrático. Consagra una democracia humanista y progresista. El texto constitucional protege la dignidad de la persona por encima de los intereses económicos y políticos de las élites y de las grandes corporaciones, y a tal efecto reconoce y garantiza los derechos y libertades fundamentales. A su vez, impone al Estado la obligación de dotar de los servicios básicos para garantizar una vida digna a la ciudadanía. Es por ello que puede ser calificada como una democracia progresista, vestida de tres características: inclusiva, paritaria y ecológica.

Leyendo la lista de estos derechos podemos decir que el texto constitucional chileno recoge el estándar más avanzado en cuanto a la protección de los derechos humanos, que han sido descritos siguiendo una visión inclusiva, humanista, feminista y ecologista. La dignidad, la libertad y la igualdad de las personas serán valores básicos para la convivencia y, por tanto, límites del poder público. Como estado social, democrático y de derecho garantiza los bienes sociales básicos para su desarrollo personal como son la educación, la vivienda, la salud, las pensiones y el trabajo digno. Todos estos derechos constituyen la gran conquista social de la democracia del siglo XX, que el texto constitucional chileno consagra.

Constitución feminista. La igualdad de género y la paridad son ejes transversales en la articulación de derechos y libertades fundamentales, así como en las distintas políticas públicas que el Estado asume (educación, sanidad, sistema integral de cuidados, seguridad pública, justicia...) y en la propia organización institucional. Se impone la obligación de incorporar transversalmente el enfoque de género en el diseño institucional, la política fiscal y presupuestaria, así como en el ejercicio de sus funciones públicas, y hacerlo además desde un enfoque interseccional, esto es, teniendo en cuenta los diversos factores de discriminación que se imponen en las relaciones de dominación para superarlos. Se reconoce el derecho a una vida libre de violencia de género en todas sus manifestaciones, tanto en el ámbito público como en el privado, y la violencia machista dispondrá de una política pública específica por parte de las instituciones públicas. Se reconocen los trabajos domésticos y de cuidados como trabajos socialmente necesarios e indispensables para la sostenibilidad de la vida y el desarrollo de la sociedad. Y se establecen además instituciones específicas para garantizar el cumplimiento por los poderes públicos de los requisitos de paridad e igualdad.

Constitución ecológica. Reconoce una relación indisoluble con la naturaleza, por lo que las decisiones públicas y privadas deberán velar y garantizar el equilibrio con la naturaleza y respetar los bienes de uso común, entre los que cabe destacar el derecho humano al agua y al saneamiento. Es más, ha sido pionera en materia de derechos ecológicos, ya que reconoce el derecho de acceso un medio ambiente limpio y saludable, que Naciones Unidas ha proclamado en julio como derecho humano universal.

La decisión de «Apruebo» o «Rechazo» es de ustedes. Si apoyan el nuevo texto constitucional, el camino de la convivencia y de la democracia no finalizará ahí, pero habrán sentado bases sólidas para ejercer el mando de forma democrática y progresista. No se dejen amedrentar por los intereses a corto plazo que puedan tener las élites económicas y políticas, y tengan la seguridad de que, si yo fuera chilena, no tendría la menor duda en votar a favor del «Apruebo». Ojala sean capaces de crear ese hermoso precedente para el nuevo mundo que muchas personas trabajamos para que sea posible.