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«Independencia», una palabra intensa


Existen palabras tan intensas que cuando las pronunciamos resulta difícil contentarse con el escueto significado que aparece en el diccionario. Hablo de palabras que tienen vida propia y al pronunciarlas transmiten ideas, sentimientos o emociones por las que se ama, se lucha y hasta se muere. Forman parte del imaginario con el que se han escrito desde grandes epopeyas hasta pequeños poemas, perdidos en las barricadas de una resistencia. En concreto, me estoy refiriendo a la palabra «independencia» cuando ésta se refiere a la libertad de los pueblos. Hay que reconocer que en este momento no es una palabra que esté de moda. La táctica del posibilismo actual la ha relegado a un vocabulario del pasado y con ella también la idea, la memoria y la importancia política que lleva consigo, tal y como se ha visto estos días en la polémica que rodea la celebración de la Diada en Catalunya. No soy una persona pragmática, ni siquiera en las cosas sencillas de la vida, pero entiendo que, aunque la realidad insista en esa frase lapidaria de «no se dan las condiciones», arrinconar o borrar por completo del lenguaje social palabras como «independencia», «república» o «lucha de clases» solo contribuye a que el imaginario que nos ayuda a confrontar y avanzar, se diluya hasta desaparecer en la inacción de la nada.