Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
CRÍTICA: «NO TE PREOCUPES QUERIDA»

Arsénico en una flamante caja de bombones

Olivia Wilde vio torpedeado su proyecto antes de que se produjera su estreno en un enloquecido carrusel de declaraciones y fugas inhesperadas que hacía prever la peor de las situaciones.

Ni siquiera la publicación de un comunicado en clave afable y de manera conjunta por parte de su equipo logró revertir la condena que pendía sobre “No te preocupes cariño”. Más allá de todo este folletín, lo que Wilde nos ofrece en su filme es una interesante distopía feminista disfrazada de thriller de suspense ambientada en en los años 50.

Un tiempo muy bien elegido porque en aquella década se publicitó el sueño americano que ocultaba infinidad de pesadillas políticas, sociales y, sobre todo, domésticas.

Aquellos días que fueron tan brillantemente plasmados por el maestro Douglas Sirk, retornan en una propuesta irregular pero interesante en el que resulta muy difícil abordar su trama debido a que cualquier detalle revelado dinamita los pilares de una historia que bebe de la sorpresa. Basta decir que su argumento nos ubica en un vecindario cercano a aquel otro que filmó Brian Forbes en su genial “Las mujeres de Stepford” (1975). Bajo el sol del desierto californaiano se levanta una arquitectura de casas tan fastuosas como los coches que conducen sus habitantes.

Todo es glamour y sonrisas luminosas entre los atractivos trabajadores de una compañía que responde al nombre de Victory. Mientras ellos trabajan, ellas -igual de jóvenes y hermosas- se dedican a sus labores domésticas. En este perturbador escenario no tardan en asomar los demonios que se ocultan en este espacio anacrónico. Más allá de sus errores, que los tiene, Wilde transmite de manera nítida un discurso basado en el deseo posesivo de los hombres hacia las mujeres.