Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

El Eibar rescata un punto de un partido con más incidentes que juego

Los azulgranas, que antes de la media hora perdían a Berrocal por lesión, acabaron el partido con nueve futbolistas. Venancio

vio una roja excesiva a cinco minutos del descanso y una dura entrada le costó la expulsión a Javi Muñoz en la segunda parte.

Javi Muñoz, que acabó expulsado por una dura entrada, conduce el balón junto a Gabi.
Javi Muñoz, que acabó expulsado por una dura entrada, conduce el balón junto a Gabi. (S.D. EIBAR)

En todas sus visitas a Zaragoza había perdido el Eibar y, probablemente, en ninguna lo había tenido más difícil para sumar que ayer, cuando precisamente sumó el primer punto de su historia en La Romareda. Lo hizo gracias al pundonor y al esfuerzo defensivo, y también a la miopía de los maños -cuatro goles han marcado en ocho jornadas, sólo dos en su estadio-, en un partido en el que hubo poco juego y muchísimos incidentes, casi todos en contra de los armeros, que regresan con un lesionado y dos sancionados para el partido de la próxima semana contra el Mirandés. Y nuevamente obligado a ganar en casa lo que, por un motivo u otro, se le resiste fuera.

Anoche motivos hubo unos cuantos. Los primeros a cargo del propio Eibar, que comenzó el encuentro con la pinta tan poco prometedora como es habitual cuando se aleja de Ipurua. Tampoco es que el Zaragoza fuese el Brasil de los setenta pero al menos se hizo con el control del juego y se acercó en un par de ocasiones con cierto peligro.

La noche empezó a torcerse con un mal salto de Berrocal, que le acabó obligando a abandonar el campo lesionado justo antes de la media hora. Entró Venancio -no había muchas más posibilidades porque Chema, sin explicación, se había quedado finalmente fuera de la convocatoria-, que apenas pisó el césped once minutos. En una acción en el área local intentó quitarse de encima a Vada de un manotazo. El argentino se revolcó en el suelo como si le hubiera arreado con un bate, el árbitro acabó acudiendo al VAR y Venancio se fue de vuelta a vestuarios con la roja.

Faltaban cinco minutos para el descanso pero Gaizka Garitano no esperó. Retiró a Corpas y un enfadado Stoichkov y metió en el campo a Correa y Nolaskoain para dibujar un 5-3-1 con el que el Eibar se dispuso a sufrir todo lo que hiciera falta. Que fue mucho porque, con las eternas prolongaciones, el partido se fue a los 107 minutos.

De partido, que no de juego. Porque los azulgranas hicieron lo que les tocaba, protegerse e intentar que no pasara absolutamente nada, lo que además de concentración y pundonor, también requirió dureza, en algún momento excesiva, y algo del otro fútbol. No por nada acabó viendo el Eibar ocho amarillas y dos rojas. Lo cierto es que el Zaragoza también tuvo más éxito en provocar las sanciones a su rival que en acercarse al gol.

Lo logró en el 63, con una preciosa acción de Bermejo. Pero el listón estaba alto y haber rozado con la mano a Arbilla en el inicio de la jugada le condenó a ver su gol anulado.

Se calentó aún más el partido, que el Eibar acabó con nueve tras ver Javi Muñoz la roja directa por una dura entrada. Faltaban trece minutos para el final y otros ocho de prolongación pero los armeros lograron que la descomunal factura obtuviera un mínimo pago.