Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS

Intramuros

Oriol Paulo nunca ha ocultado su predilección por los relatos policíacos enrevesados, los cuales ha sabido llevar a buen puerto recurriendo, en ocasiones, a las trampas.

El firmante de películas como “El cuerpo”, “Durante la tormenta” y “Contratiempo” ha encontrado en el original literario homónimo de Torcuato Luca de Tena la excusa perfecta para plasmar en secuencias una historia centrada en la investigación que realiza una detective privada que ingresó en un hospital psiquiátrico para descubrir las verdaderas causas que rodearon la muerte de un paciente. Bárbara Lennie compone una excelente interpretación de este personaje que vivirá en su propia carne un descenso a los infiernos en el que las apariencias siempre engañan.

Referencias cinéfilas

El argumento está plagado de giros imprevistos, lo cual aporta cierto interés a una película elegante, en clave retro y en la que se cuelan referencias inevitables a películas como “Alguien voló sobre el nido del cuco” o la scorsesiana “Shutter Island”.

A ello habría que sumar ese sofisticado toque de suspense que Hitchcock aplicó a su filmografía porque, recordemos, que el filme jamás quiere ser una crítica hacia las instituciones psiquiátricas y el abuso constante que padecieron sus pacientes en el pasado, sino que predomina la idea de resolver un misterio por cauces policíacos y en este apartado, la película cumple con creces su cometido.

La cuidada puesta en escena ambientada a finales de los año 70, un ritmo bien medido, que refuerza la atmósfera de tensión y suspense, y un respeto tal vez excesivo hacia la novela original hacen de “Los renglones torcidos de dios” un filme entretenido y en el que, además de Bárbara Lennie, destaca la aportación de Eduard Fernández.