Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
CRÍTICA: «HALLOWEEN: EL FINAL»

Un monstruo viene a visitarme a Haddonfield

Rara vez se consigue la unanimidad entre el patio de butacas cuando se trata del cierre de una saga que, como en el caso de la que hoy nos ocupa, sigue muy apegada a su creador. La sombra del maestro John Carpenter es muy prolongada en lo relativo al implacable duelo entablado por Laurie Strode y Michael Myers,y la tarea de reactivar la saga en una nueva trilogía que arrancó hace cuatro con una esperanzadora “La noche de Halloween”, apadrinada por David Gordon Green. Un cineasta que ha intentado reorientar esta nueva tanda con un epílogo que desconcierta por su original pero irregular tratamiento.

Si bien su enfoque resulta interesante, “Halloween: El final” se salva del naufragio debido a que es la más carpenteriana de las tres entregas, sobre todo en lo relativo a su impactante puesta en escena. En este nuestro, se supone, último viaje a la siempre castigada ciudad de Haddonfield -eterno coto de caza del asesino en serie Michael Myers-, descubrimos que sobre la atmósfera de la localidad pesa la imagen del silente asesino de la máscara, transformándolo para esta ocasión en una especie de ente demoníaco, lo que provocará que las víctimas señaladas para este final se encuentren en un callejón sin salida. El director establece una interesante sincronía entre el terror y lo fantástico y la realidad estadounidense, y lo consigue a través de un retrato de personajes muy bien estudiado.

Más allá del encadenado de crímenes marca de la casa que adquieren su verdadera esencia en la recta final de la película, lo que se intenta es establecer los parámetros de un monstruo que siempre hemos asociado a la inmortalidad y que ahora, además de ciertos achaques motivados por su edad, adquiere visos de virus letal que se alimenta del miedo ajeno. Todo ello ocurre dentro de un contexto en el que la memoria adquiere un rol fundamental dentro del muy esperado encuentro entre una poderosa Jamie Lee Curtis y su eterno antagonista.