«Separar dos naciones vecinas es una aventura suicida», decía el presidente de Colombia, Gustavo Petro, poco después de estrechar la mano, por primera vez de forma oficial, a su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro. Que dos países vecinos no se hablen es «antinatural», reiteró durante su encuentro en Caracas el martes, en el que el mandatario colombiano pidió la reintegración de Venezuela en organismos regionales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ante lo que Maduro dijo estar «muy receptivo» a una posible «reconsideración». Además, los dos valoraron su voluntad de avanzar hacia la paz y la unión, al tiempo que se comprometieron a la cooperación operacional en la frontera.

Entre Caracas y Bogotá hay 1.400 kilómetros, pero durante seis años ha sido una distancia demasiado larga para que un presidente la recorra. El martes, Petro voló a Caracas para encontrarse con Maduro e intentar acortar esa brecha.

Ambos eligieron Venezuela como primer lugar para una reunión, que se prolongó alrededor de dos horas a puerta cerrada. Ambos sabían el simbolismo de la cita: desde el 11 de agosto de 2016, cuando Juan Manuel Santos y Maduro se vieron en Puerto Ordaz (Venezuela), no pasaba algo así.

«Los Gobiernos estamos obligados, en la diversidad de nuestras opiniones, a trabajar por el bien común de Colombia y Venezuela», aseguró el mandatario venezolano.

Las relaciones se comenzaron a tensar durante el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) y empeoraron, mucho, con la llegada de Iván Duque y su cercanía a líder opositor venezolano Juan Guaidó, hasta que se rompieron.

La separación «ocurrió en un mal momento», citó Petro, que quiere acortar distancias. El martes se ofreció a mediar entre Gobierno y oposición.

Su primer encuentro terminó, además, con una declaración conjunta de 11 puntos que incluye tres acuerdos concretos. Convinieron en establecer mesas de trabajo «para explorar y fijar nuevos esquemas de complementariedad» en materia de energía y minas, y en su interés por «lograr un activo intercambio en los sectores agroindustrial, agropecuario, agrícola y petroquímico».

Acordaron crear mecanismos conjuntos de seguridad en la frontera y designar funcionarios consulares, así como reactivar los espacios de diálogo político binacional, y establecer un nuevo mapa de cooperación «basado en la hermandad, la solidaridad y la complementariedad».