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PREMIOS Y REIVINDICACIÓN EN LA GALA DEL PERIODISMO VASCO

«¡Que Pablo González vuelva a casa pronto!»

Ocho meses lleva el periodista Pablo González preso en Polonia, aislado y sin que se haya presentado prueba alguna en su contra. La reivindicación de su puesta en libertad lo convirtió en protagonista de la gala de entrega de los galardones del periodismo vasco, donde ayer recibió el Premio José María Portell a la Libertad de Expresión.

Oihana Goiriena posa con amigos de Pablo González y el director de GARA, Iñaki Soto. (Jon URBE | FOKU)

«Estoy sorprendido de que consintamos que haya un compañero en la cárcel en Polonia, que no se hayan agitado los tabiques que hay que mover. ¡Que Pablo vuelva a casa pronto, porque allí le espera una mujer y una familia!». Estas palabras del veterano periodista radiofónico Florencio Torre Lledó, dichas en su estilo tan característico y directo, fueron las más rotundas de las que se escucharon en la gala de los premios del periodismo vasco que tuvo lugar anoche en la sala BBK de Bilbo. Pero no fueron las únicas.

Unos premios concedidos por la Asociación Vasca de Periodistas-Euskal Kazetarien Elkartea y el Colegio Vasco de Periodistas-Kazetarien Euskal Elkargoa, y en los que el periodista Pablo González, detenido y encarcelado en Polonia desde el pasado 28 de febrero, recibió el Premio José María Portell a la Libertad de Expresión. El ausente fue también en gran parte protagonista del acto: junto a Florencio Torre Lledó -premio a la trayectoria profesional por su larga trayectoria en las mañanas de la Ser y Radio Euskadi-, se refirieron a él Maider Galardi -premio al periodismo digital por el blog feminista en euskara “Berria FM”- o Luis Rodríguez Aizpeolea, un histórico de “El Pais” y Periodista Vasco 2022, que no dudó en «reivindicar que Pablo González vuelva cuanto antes a casa».

«sospechosos de ser espías»

Como recordó Amaia Goikoetxea, presidenta de la Asociación Kazetariak y decana del Colegio Vasco de Periodistas, «en un reciente encuentro en homenaje a Manu Leguineche se aseguró que el periodismo ha muerto. Es posible que el periodismo tal y como lo concibiera el gran maestro no siga, pero el ser humano necesita conocer y explicar lo que ocurre a su alrededor. Y los periodistas y los medios tenemos el poder de ver, de llegar a los rincones más ocultos y contar las historias de aquellas personas que no tienen la posibilidad de hacerlo. Y de que, además, al hacerlo, no seamos sospechosos de ser espías».

Se refería así a la situación kafkiana en la que se encuentra desde hace ocho meses Pablo González: acusado de espionaje, encarcelado en un país de la UE y sin que se le permita defenderse. Oihana Goiriena, su compañera, recogió el premio en su nombre. Acudió al acto arropada por un grupo de amigos, todos ellos con camisetas en las que se podía leer el mensaje #FreePabloGonzález #PavelAskatu, y quiso agradecer este apoyo y «este significativo reconocimiento». «Sabemos que no lo es tanto por su trayectoria, sino, lamentablemente, por su situación. Quienes conocemos a Pablo o Pavel [así le llaman su familia y amigos más cercanos] sabemos que él es ante todo un comunicador; de profesión y por naturaleza. Un comunicador que lleva ocho meses incomunicado. Y lo han silenciado precisamente en un contexto en el que él tenía mucho conocimiento que aportar», explicó.

No ocultó que la profesión de freelance es precaria y peligrosa, porque su «trabajo siempre está bajo sospecha». Oihana Goiriena transmitió también unas palabras de su marido, escritas hace tres semanas, cuando fue informado por el cónsul español en Varsovia, en su sexta visita consular, de que había recibido este premio: «Agradezco enormemente este galardón, que de verdad me hubiera gustado no recibir, más que nada porque no creo que esté a la altura de los premiados anteriores. En este mundo nuestro y en medio de la enorme crisis que está viviendo, sigo pensando y defendiendo el derecho a la libertad de expresión y de prensa. Eskerrik asko danori!», escribió González.