Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
CRÍTICA: «LOS PASAJEROS DE LA NOCHE»

Un retrato íntimo que adolece de pulso emocional

En su cuarta experiencia detrás de la cámara, Mikhaël Hers (“Mi vida con Amanda”) ha elaborado un cuidado puzzle sentimental en el que París ejerce también como protagonista; en concreto, sus calles sacudidas por los supuestos aires de cambio que sacudieron la ciudad en mayo del 81, cuando el socialista François Mitterrand se proclamó vencedor de las elecciones presidenciales frente a su oponente, Valéry Giscard d’Estaing. Una victoria que certificaba el final de los 23 años de Gobierno conservador.

En este enjambre de anhelos asoma la protagonista, una mujer que, tras separarse de su compañero sentimental, afronta el doble reto de asumir el cuidado de sus dos hijos adolescentes y, sobre todo, retomar las riendas de su vida. En este contexto, el cineasta, respaldado por el guion firmado por Maude Ameline y Mariette Désert, relata el punto de inflexión que comparten la madre y sus dos hijos a través de un relato bienintencionado que fluye con gran naturalidad pero que se queda a mitad de camino de sus intenciones.

Charlotte Gainsbourg asume el peso dramático de la acción y se descubre como la más relevante de un filme en el que el programa de radio que presta su nombre al título de la película ejerce como llave maestra para abrir de par a en par las diferentes cuestiones que asumirá la protagonista. Todo ello se traduce en el encuentro que comparte con un joven sin techo. El conjunto de “Los pasajeros de la noche” resulta placentero y emotivo, el director no cae en el subrayado emocional gratuito pero todo su engranaje carece de contundencia.