GARA Euskal Herriko egunkaria

El ritmo


Las decisiones políticas en el terreno cultural deben medirse por su ambición, su capacidad de eficacia en el cambio de las condiciones objetivas para la realización de programas y difusión y el ritmo en el que se plantean y, sobre todo, que se ejecutan. Estuve visitando por cuestiones tangenciales Dantzerti en Bilbo y admirando el edificio que comparten teatro y danza con la música para la enseñanza reglada que consolide proyectos vitales que, se espera sean también para abarcar en años venideros otros objetivos de mayor enjundia, sentí que ese proyecto está creciendo con retrasos subconscientes, con planes que se van cumpliendo pero que se pueden quedar obsoletos porque se necesita un tiempo para que crezcan estas instituciones hasta alcanzar algo más que su pragmatismo básico de dar una titulación, tener un profesorado que crece acompañando esta situación, pero que se debería correr mucho para colocarse a la altura de lo que se puede necesitar ya en estos momentos y en el futuro.

Existe, se aplaude su existencia, se pide, además de lo que está en su ordenamiento y funcionamiento, una ampliación de objetivos para que pueda ser en pocos años un referente real, un lugar desde el que se irradie a toda la profesión actual y venidera conocimiento y posibilidades. Eso significa, de entrada, más recursos presupuestarios. Y relación directa y eficaz con las producciones públicas y privadas existentes. Todo ello con un buen ritmo.